La automedicación no solo es una peligrosa costumbre entre los humanos. Los perros y los gatos también sufren sus riesgos. Tanto que, por ejemplo, el ibuprofeno puede matarles. Aun así, uno de cada tres propietarios de animales no consultan al veterinario qué medicamentos y en qué dosis deben ofrecerle a su animal enfermo, según un estudio. Por eso, los veterinarios españoles acaban de lanzar la campaña “Antibióticos, los justos y necesarios” para advertir de los peligros de la automedicación de canes y felinos. En este artículo se aborda este problema, se describen sus consecuencias y se insiste en que solo los veterinarios son los profesionales cualificados y capacitados para recetar antibióticos a las mascotas.
Perros y gatos también abusan de los medicamentos
La costumbre de automedicarse no afecta solo a las personas. También las mascotas sufren sus peligros. Las cifras son elocuentes: uno de tres propietarios de perros o gatos no consulta con el veterinario antes de medicar a sus amigos de cuatro patas, según un estudio realizado por la Universidad Iberoamericana de Ciencias y Tecnología, con sede en Chile.
Los antibióticos para mascotas son medicamentos esenciales para combatir las enfermedades bacterianas en estos compañeros de vida. Muchos de ellos permiten salvar miles de vidas animales cada año en España. El problema, explican los veterinarios, es que su uso incorrecto puede acarrear efectos indeseados en canes y felinos. La automedicación, tanto en animales como en humanos, es una de las prácticas indebidas más comunes, ya que puede desencadenar efectos inmediatos, que van desde la no curación de la mascota hasta su posible intoxicación o alergia.
«Automedicar a perros y gatos es peligroso: solo los veterinarios son profesionales cualificados y capacitados para recetar antibióticos a nuestros animales de compañía», explica Federico Vilaplana, presidente del Colegio de Veterinarios de Cádiz y uno de los portavoces de la campaña informativa nacional «Antibióticos, los justos y necesarios», de la Organización Colegial Veterinaria Española, que pone el acento en la necesidad de hacer un uso responsable de estos medicamentos para mascotas.
El peligro de automedicar a perros o gatos
Una alimentación saludable para el can o felino; la higiene apropiada de los animales; respetar el calendario de desparasitaciones y vacunas de los peludos compañeros de vida; y seguir de forma escrupulosa los tratamientos propuestos por el veterinario. Estas son las claves para que las mascotas no desarrollen enfermedades infecciosas.
El abuso de medicamentos en perros y gatos, sin embargo, cuando además no existe control profesional, fomenta que determinadas bacterias se acostumbren a los antibióticos. En otras palabras, al automedicar a estos animales se favorece que puedan aparecer nuevas cepas de bacterias para las que no habrá antibióticos eficaces.
Esta práctica puede suponer un grave problema de salud pública, porque se producirían enfermedades infecciosas incurables, tanto de animales como de personas, que podrían dispersarse por diferentes medios. «La aparición de resistencias a los antibióticos son cada vez más frecuentes en las mascotas que atendemos los veterinarios. El problema es que esto implica que la cura del can o felino será más difícil, por no hablar de que el tratamiento resulta más costoso y, sobre todo, molesto y doloroso, tanto para nuestros animales como para los propietarios», enfatiza Vilaplana.
Por eso, cuando perros y gatos enferman, es esencial respetar de manera rigurosa la dosis recetada por el veterinario y, por supuesto, no interrumpir el tratamiento antes de tiempo.
El ibuprofeno y otros fármacos no son para perros ni gatos
Los antibióticos para mascotas son específicos: los hay para perros y los hay para gatos. Mezclar estos medicamentos puede tener problemas graves para la salud de estos animales. Y esto incluye no solo los fármacos orales, sino también los collares desparasitarios: colocar un collar antipulgas canino a un felino puede implicar un grave peligro para su salud, como lo recuerdan los expertos del Manifiesto Felino.
Del mismo modo, los medicamentos fabricados para las personas pueden resultar tóxicos para el perro o gato e, incluso, provocar su muerte. Una razón de más para nunca automedicar a las mascotas ni proporcionarles fármacos humanos sin consultar antes con el veterinario. «Es relativamente habitual que un propietario tenga la tentación de darle a su mascota medicamentos para personas y, entre todos, el ibuprofeno está entre los que más se ofrecen al can o felino sin preguntar antes al veterinario», afirma la veterinaria Mercedes González.
Las medicinas humanas, sin embargo, son peligrosas cuando las ingiere un perro o gato sin la prescripción del veterinario. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios es el organismo competente para señalar qué fármacos deben ser utilizados en personas y cuáles, sin embargo, han de ser suministrados al can o felino. En cualquier caso, antes siempre hay que consultar al veterinario.
Aunque los medicamentos humanos han sido empleados históricamente por los doctores de perros y gatos, la industria de la medicina veterinaria ha avanzado mucho y ahora hay medicamentos específicos para los canes y otros para felinos. Los prospectos indican cuántas tomas y qué cantidad debe tomar el animal en función de su peso.
«Medicar a un perro o gato en casa, o a través de la consulta de un amigo o un doctor humano médico, es una práctica muy peligrosa que sigue la misma lógica imprudente de la automedicación en las personas, tan instaurada en la cultura española», se lamenta, por su parte, la veterinaria Laura Pérez. Cuando el amo de una mascota ofrece una medicación humana a su animal suele hacerlo con buena intención. Sin embargo, el dueño suele desconocer que sus fármacos pueden resultar muy dañinos para su peludo amigo. «Lo que seguramente ignora el propietario es que sus medicinas pueden provocar una grave intoxicación al perro o gato e, incluso, su muerte», concluye Pérez.
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