El marcado es una técnica cada vez más utilizada para conocer el comportamiento de las diferentes especies que pueblan los mares. Durante más de una década, los investigadores de AZTI realizan campañas de marcaje de túnidos (bonito, cimarrón, patudo y listado, sobre todo) para obtener información sobre las especies que de otra forma sería imposible conseguir. En este artículo se explica qué son las marcas y para qué se emplean. También se detallan los descubrimientos realizados gracias a los datos obtenidos al recuperar una marcade túnidos.
La colaboración de los pescadores profesionales y recreativos es imprescindibleEl marcado consiste en pescar unos cuantos ejemplares y, a bordo del barco, colocarles una marca y soltarlos de nuevo. En estas campañas se hace imprescindible la colaboración de los pescadores profesionales y recreativos, a quienes el personal de AZTI forma sobre cómo han de manipular las marcas y el pescado durante este proceso.
¿Qué son las marcas y para qué se utilizan?
La marca suele ser un dispositivo de plástico codificado que permite conocer la fecha y lugar del marcaje. Cuando un pescador pesca un pez y le coloca una marca visible en su lomo, anota los datos biológicos, especie y talla, así como los datos de captura, como fecha, hora y posición, entre otros. Entonces, se libera el animal. Cuando el pez es capturado de nuevo por otra embarcación, la información recogida se envía a AZTI, donde es analizada en conjunto con todas las recapturas. De esta manera, la comparación entre la información inicial y la final ayuda a determinar variables como su crecimiento y migración, lo que resulta de gran interés para el sector científico y pesquero.
Hay otro tipo de marcas más sofisticadas, equipadas con sensores de temperatura (tanto la interna corporal como la externa del agua), luz y profundidad, que almacenan los datos en un microchip. Son las denominadas marcas electrónicas, que se implantan de manera quirúrgica en la cavidad peritoneal y que posibilitan un seguimiento detallado del medio en el que se encuentra y una estimación de la trayectoria recorrida. Para descargar la información archivada hay que enviar la marca a AZTI. No obstante, algunas marcas de última generación que se implantan en el dorso del atún permiten transmitir la información a AZTI vía satélite, sin necesidad de capturar el pez ni de obtener la marca físicamente.
En la actualidad, muchos organismos en el mundo entero están marcando túnidos en todos los océanos, aunque, en general, se recuperan muy pocas marcas: se pueden llegar a marcar miles de ejemplares y solo recuperarse unos cientos, por lo que es fundamental contar con la colaboración, tanto de los pescadores deportivos como de la industria, en la recuperación de los peces marcados.
Toda la información recopilada aporta nuevo conocimiento acerca de los movimientos migratorios de las especies, la estructura de los stocks, su crecimiento, el tamaño de la población, la mortalidad, el comportamiento y la fisiología. Este conocimiento es fundamental para gestionar los stocks y las pesquerías.
La importancia de conocer el comportamiento de las especies
Con el marcado, tanto convencional como electrónico, se han obtenido grandes éxitos. Estos son algunos de los descubrimientos realizados gracias a los datos obtenidos al recuperar una marca:
- Un cimarrón que había hecho inmersiones de más de 1.000 m de profundidad. En 2009 se recuperó una marca electrónica que reveló que un cimarrón, marcado un año antes, había realizado migraciones entre Azores y Portugal durante el invierno para luego retornar al Golfo de Vizcaya en primavera: también había llevado a cabo inmersiones que, en el invierno, habían llegado a superar los 1.000 m de profundidad.
- Un bonito recorrió 6.370 kilómetros a través del océano Atlántico. Esta es la enorme distancia en línea recta que recorrió un bonito marcado y liberado al mar en 2006 frente a la costa guipuzcoana y que fue recuperado en 2013 por unos pescadores venezolanos cerca de la costa de su país. Se trata del récord de distancia recorrida por un bonito de las registradas por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT). En el momento de su marcaje, el ejemplar contaba con un año de edad, 50 centímetros de longitud y un peso de 2,5 kilos. Al ser recapturado, seis años y medio después, su peso era 21,8 kilos y medía 100 cm.
- Un atún rojo envejeció durante más de siete años con la marca en su interior. Contaba con un año y pocos meses de edad, pesaba algo más de cinco kilos y medía 65 cm en el momento de su suelta. Cuando fue recogido siete años y medio después, su longitud era de dos metros y pesaba 160 kilos. Se había convertido en un ejemplar adulto capaz de reproducirse. Para entonces había cruzado el océano Atlántico en dos ocasiones, con el fin de pasar el invierno en la costa norteamericana y el verano en la europea y, finalmente, tras haber alcanzado su edad reproductora, el animal se dirigió al Mediterráneo. Estos datos, obtenidos durante más de cuatro años, permiten conocer con detalle su migración y corroboran la existencia de dos stocks diferenciados de atún rojo del Atlántico: uno que se reproduce en el mar Mediterráneo y otro que lo hace en el Golfo de México, aunque ambos se mezclan en aguas atlánticas, donde se alimentan.
- Atunes rojos que permanecen en el Golfo de Vizcaya durante todo el año. Según el ciclo vital asumido hasta ahora, los atunes rojos visitaban el Golfo de Vizcaya para alimentarse durante el verano, pero no se mantenían en él durante el invierno. Esta migración trófica es la base de la existencia de la pesquería tradicional vasca con cebo vivo, que ocurre durante la época estival. Pues bien, para sorpresa de todos, las marcas electrónicas de AZTI muestran que hay atunes que están en los alrededores del Golfo de Vizcaya durante todo el año, incluido el invierno.
La definición precisa de la estructura poblacional y migraciones resulta importante para mejorar la evaluación y la consiguiente gestión de los túnidos. Por ello, los investigadores necesitan complementar la información pesquera con una gran variedad de estudios adicionales; entre ellos, y con el fin de conocer cuál es la estructura poblacional del atún rojo, se están realizando estudios utilizando diversas metodologías tales como microquímica, genética, marcado, etc. En este gran puzle, el marcaje y las recapturas constituyen una pieza de gran valor para mejorar el conocimiento científico y la gestión de estas especies de tanto valor.