Las plantas carnívoras son un grupo único y peculiar del reino vegetal. Sus características más llamativas son su alimentación a base de insectos y pequeños animales, como ranas, roedores o reptiles, así como sus estrategias para capturarlos. Hoy en día se pueden encontrar unas 600 especies repartidas en 14 géneros botánicos. La mayor parte de estas plantas crecen en terrenos pantanosos o turberas. Estos suelos son muy pobres en nitrógeno, un elemento indispensable para las plantas. Por este motivo, las carnívoras han desarrollado sus propios métodos para atrapar animales y completar así sus necesidades nutritivas.
Características y cuidados
Las plantas carnívoras tienen diferentes necesidades de luz solar, sustrato y humedad, en función de la especie.
Respecto a la luz, salvo dos variedades, Nepenthes y Pinguicula, que vegetan bien a la sombra, la mayoría requiere luz brillante o pleno sol, aunque en el caso de los terrarios se puede utilizar luz artificial.
Muchas especies de carnívoras son originarias de regiones frías, por lo que se pueden cultivar en un jardín húmedo durante todo el año. En algunos casos, como la Sarracenia, Drosera y Pinguicula, toleran temperaturas por debajo de 0º, a pesar de que casi todas son oriundas de la zona suroriental de Estados Unidos. El género Nepenthes, que es tropical, necesita en cambio de 20ºC a 30°C.
En cuanto a la alimentación, las plantas cultivadas en el exterior atrapan insectos, aunque en ocasiones se les debe suministrar alimento de forma manual para suplementar la dieta. Si carecen de presas, sólo utilizan el alimento elaborado durante la fotosíntesis, como cualquier otra planta, pero su crecimiento es más lento y producen menos semillas.
Como en su hábitat natural crecen en suelos muy pobres en nutrientes, el sustrato de las macetas también debe tener las mismas características, ya que la tierra prevista para plantas de interior quemaría sus raíces debido a las sales minerales que contiene. El sustrato más adecuado para las carnívoras es el esfagno, un tipo de musgo en descomposición, pobre en nutrientes y con una gran capacidad para retener agua. Para su mezcla se debe emplear una arena gruesa, limpia de todo tipo de sales.
Desarrollo en macetas
Las macetas más recomendables para su desarrollo son las de plástico. Además de resistentes y duraderas, no disuelven sustancias en el agua. Por el contrario, hay que evitar las de barro o terracota, ya que contienen minerales y otras partículas que se agregan al agua y pueden dañar a las plantas.
La mayoría requiere agua de lluvia, agua destilada o desionizada por ósmosis inversa
La mayoría requiere agua de lluvia, agua destilada o desionizada por ósmosis inversa. El agua del grifo contiene minerales que se acumularían hasta matar a la planta. Para regarlas, se debe poner la maceta dentro de un recipiente o plato hondo con dos o tres centímetros de agua, de modo que la planta esté siempre húmeda. En el caso de las Droseras, requieren un periodo seco en verano (reposo), mientras que las Drosophyllum necesitan unas condiciones mucho más secas que la mayoría.
Enfermedades y plagas
Al igual que cualquier otra planta, las carnívoras también sufren enfermedades y plagas.
Una excesiva humedad y un ambiente demasiado cálido pueden provocar el ataque del moho gris «Botrytis cinerea» y el «Oidium». Esta afección fúngica pudre la base de sus tallos y provoca daños foliares y en las yemas y frutos. Si esto ocurre, hay que eliminar las partes afectadas, antes de que las esporas se difundan en las demás plantas.
A pesar de contar con sus propias trampas, algunas plantas son víctimas del ataque de ciertos insectos, como los pulgones, la araña roja, la mosca blanca y las cochinillas. Su acción genera daños directos e indirectos, ya que además de los problemas que cada uno de ellos ocasiona, preparan el campo para el desarrollo de otras enfermedades y plagas.
Las cochinillas, sobre todo las negras, y los pulgones, chupan la savia de la planta y la debilitan. Además, sueltan un aceite dulce que deja las hojas pegajosas y se adhiere a ellas un hongo negro, la hoya. Éste impide respirar a la planta, que adquiere un desagradable aspecto negro.
Las carnívoras acuáticas cultivadas en acuario pueden quedar invadidas por algas verdes microscópicas, cuya proliferación las ahoga. Para eliminarlas, basta con añadir dafnias (pulga de agua) y otros minúsculos crustáceos que, además de destruirlas, alimentan a las plantas.
Este tipo de plantas se diferencian por el sistema de captura del que se valen para alimentarse.
El cepo, o pinza, es el mecanismo utilizado por la Venus atrapamoscas (Dionaea muscipula) y por la rueda hidráulica (Aldrovanda vesiculosa). Un néctar dulce atrae al insecto o animal pequeño y, cuando se posa en la hoja, la trampa se cierra de manera automática. Las espinas de los bordes impiden que la presa escape. Ésta se mueve en el interior de la trampa, con lo que se estimula la secreción de jugos digestivos y se inicia un proceso de desintegración que dura varios días.
La Drosera, la Byblis, y la Drosophyllum tienen hojas en rosetas pegadas al suelo que segregan un fluido viscoso que emana un aroma parecido al de la miel. Cuando un insecto se posa en la hoja, queda atrapado en los pelos pegajosos, mientras los tentáculos de la planta se curvan hacia dentro hasta que se cierran sobre el animal. Puede tardar en cerrarse desde un minuto a varias horas. Estas plantas carnívoras son bastante selectivas, ya que si atrapan algo que no les sirve de alimento, sus hojas no se cierran.
Estas plantas son bastante selectivas, ya que si atrapan algo que no les sirve de alimento, sus hojas no se cierran
La Sarracenia, la Darlingtonia y la Heliamphora, entre otras, utilizan trompetas, cucuruchos o urnas. Tienen un tentáculo donde caen los insectos. Si intentan escapar, se impide su huida mediante una serie de pelos invertidos, en el caso de la Sarracenia, o al chocar contra manchas translúcidas, como ocurre con la Darlingtonia californica, que confunden con salidas. Tras muchos intentos fallidos, caen agotados en el fondo de la trampa y se ahogan en el líquido digestivo.
En la familia de las Nepenthes y las Cephalotus, al igual que en los casos anteriores, las presas, atraídas por el néctar, resbalan por las paredes hasta el fondo del receptáculo y allí se ahogan en un caldo viscoso, donde las enzimas y las bacterias disuelven al animal.
Las carnívoras acuáticas, como las Utricularias, tienen una vejiga de succión situada bajo el agua, que está provista de una abertura protegida por pelos. Cuando un animal pequeño toca estas cerdas, la vejiga se dilata y lo absorbe.