Nidos de termitas que mantienen la temperatura a pesar de los bruscos cambios térmicos del exterior, escarabajos cuya cubierta aprovecha las gotas de agua, buitres que reciclan los cadáveres de otros animales… Este artículo señala diversas prácticas animales para ahorrar recursos básicos, como la energía o el agua, o reciclar los residuos para convertirlos en recursos, y de las que los seres humanos podemos aprender. Para ello se ha contado con las propuestas de expertos de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) y de Juan Ignacio Pérez, catedrático de Fisiología y responsable de la Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).
Aislamiento térmico
Los edificios con un adecuado aislante térmico pueden ahorrar hasta un 30% de energía, que se traduce en una reducción de la factura y en las emisiones de dióxido de carbono (CO2), principal gas de efecto invernadero implicado en el cambio climático.
El ahorro de recursos naturales básicos, como el agua y la energía, es una constante en el mundo animalEn el reino animal, poseer un buen aislamiento térmico frente a los cambios de temperatura externos es fundamental. Las gangas y ortegas, dos especies esteparias, soportan altísimas temperaturas en verano gracias a su plumaje aislante. Las aves acuáticas, como los patos o los gansos, utilizan una gruesa capa de fino y aislante plumón para sobrellevar las bajas temperaturas invernales.
Algunos animales modifican su aislamiento térmico en función de la temperatura externa. Es el caso de los animales que «mudan» o cambian de pelaje, como los perros o las ballenas, que varían su capa de grasa protectora dependiendo de la temperatura.
Las termitas tropicales construyen sus nidos de forma que mantienen estable la temperatura interior de sus casas, a pesar de las variaciones térmicas extremas del exterior. Estos termiteros inspiraron al arquitecto Mick Pearce para diseñar el edificio Eastgate de Harare (Zimbabue). Utiliza solo el 10% de la energía que necesita un edificio convencional de su mismo tamaño, por lo que ha ahorrado en sus cinco primeros años más de 2,5 millones de euros en aire acondicionado.
Ahorro de agua y energía
El ahorro de recursos naturales básicos, como el agua y la energía, es una constante en el mundo animal. Algunos animales pueden vivir con muy poca agua. Además de los conocidos camellos, la rata canguro del desierto norteamericano o el antílope del desierto Oryx pueden estar meses sin beber y el jerbo obeso o rata obesa de los desiertos del norte de África solo «bebe» el agua que ingiere a través de las plantas que come.
Las aves también saben «ahorrar» agua. Las especies que viven en medios secos cambian la arena por el agua para bañarse. Además, su metabolismo les permite no despilfarrar el agua de su cuerpo al evacuar el nitrógeno, haciendo una orina «seca».
Algunos animales han desarrollado sistemas de ahorro de agua muy eficientes. El escarabajo stenocara del desierto de Namibia está cubierto de unos parches alternos de cera que aprovechan las gotas de agua.
Los animales que hibernan son un ejemplo de ahorro de energía. Algunos lo hacen en función de las estaciones, como los osos o los perrillos de las praderas; y otros realizan un letargo durante unas horas del día, como murciélagos, ratas, colibríes o musarañas, para contrarrestar su alto gasto metabólico.
En algunos casos el ahorro de energía lleva incluso a modificar partes de su organismo, como la reinita rayada, una pequeña ave que durante su vuelo migratorio, de unos 3.000 kilómetros de media, atrofia su aparato digestivo para evitar un consumo innecesario de energía. Esta regresión del aparato digestivo también es una práctica realizada por la serpiente pitón en los momentos de espera de sus presas.
Reciclaje de residuos
La Comisión Europea (CE) pretende hacer de Europa una economía circular que transforme los residuos en recursos. El actual modelo económico del «usar y tirar» es insostenible en un planeta de recursos finitos que muestra cada vez más síntomas de agotamiento.
La economía circular sigue el modelo de la naturaleza, donde hay algún ser vivo que aprovecha un residuo de otro o materiales explotados previamente. Los escarabajos peloteros (en el vídeo) hacen sus bolas con boñigas, donde introducen sus huevos para que sus larvas se alimenten.
Diversas especies de aves reutilizan los nidos abandonados, como el de los picapinos. Los escarabajos enterradores procesan en una especie de embalsamiento pajarillos muertos para emplearlos como alimento para sus larvas. Un gusano que vive en la Antártida, Osedax antarcticus, descubierto hace dos años por científicos españoles, se alimenta de los esqueletos de ballena en descomposición. Los moluscos bivalvos xilófagos consumen la madera de los barcos que se hunden como si fueran termitas. Las aves necrófagas son especialistas en reciclaje: los buitres leonados comen partes más profundas del cadáver, los buitres negros más superficiales y el quebrantahuesos aprovecha los huesos. Los cocodrilos marinos entierran sus huevos en un hueco poco profundo y lo cubren con restos vegetales que al descomponerse mantienen el nido a la temperatura necesaria.