Mudarse a un piso más moderno o comprar una casa en la playa. Los jubilados disponen de tiempo libre y desean disfrutarlo. Una manera de hacerlo es adquirir una propiedad para vivir más cómodos tras su retiro, sin embargo, no siempre tienen el dinero suficiente y necesitan un préstamo para ello. Sus ingresos, junto a los de los funcionaros, entran de forma regular y constante en sus hogares cada mes, pero ¿son bastantes como para pedir una hipoteca? ¿Es su edad un obstáculo para comprar una casa? ¿Les compensa pedir un crédito hipotecario? Como se explica en este artículo, cuanto menos edad tengan y más ahorros posean, más facilidades tendrán para optar a una hipoteca, aunque en casi todos los casos necesitarán el aval de personas más jóvenes y solventes.
Los pensionistas -8.503.090, según los datos del pasado enero aportados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social- son en la actualidad uno de los segmentos de población con ingresos más seguros y consolidados, junto a los funcionarios. Esta baza a su favor en el momento de solicitar un préstamo hipotecario se ve contrarrestada por su edad, un obstáculo importante para su concesión. Ambos serán determinantes para que obtengan una hipoteca de una entidad.
¿Prejubilado? Más papeletas para obtener una hipoteca
Los prejubilados tienen una franja de edad que oscila entre los 55 y los 65 años. Son personas jóvenes y, por lo general, son los mayores que más opciones tienen para que el banco les conceda una hipoteca. Además de su edad, también influye de manera notable el hecho de que, con frecuencia, el perfil socio-económico de los prejubilados es medio y cobran los tramos más altos de pensión.
Con dinero ahorrado se tienen más posibilidades
Para que concedan una hipoteca a un jubilado ayuda bastante que tenga ahorrada la máxima cantidad posible de dinero para la entrada del piso. En los casos de personas mayores, el banco intenta que el porcentaje de financiación sea lo más bajo posible y solicita casi siempre que aporten bastantes ahorros.
Si se tiene una vivienda en propiedad, lo idóneo sería poder venderla y, con el dinero obtenido, poder pagar lo más posible de la casa nueva. También pueden alquilar su vivienda actual y obtener una renta mensual, con la que harían frente a las cuotas de la hipoteca. Estas dos opciones facilitarían la concesión del préstamo hipotecario.
Si no se tienen ahorros o son muy escasos, será bastante difícil conseguir una hipoteca salvo que se disponga de ingresos elevados. Esto será posible en el caso de que la pensión corresponda a los tramos más altos y se tenga, además, algún extra como una mutualidad procedente de colegios profesionales, etc.
A mayor edad, cuotas más caras
Los bancos ofrecen hipotecas a personas que tengan hasta 75 u 80 años. Para esta edad avanzada los créditos son mucho más cortos que los tradicionales (con 65 años, el plazo máximo que concederían para la hipoteca sería de 15 años). Esto provoca que la cuota mensual sea más elevada y un gasto más difícil de asumir.
Si bien el plazo es menor (y la cuota más elevada) para las hipotecas de los mayores, la edad no influye en el interés que se aplica al préstamo, que es igual al del resto de hipotecas.
Necesidad de aval de jóvenes con demostrada solvencia
Cuando las personas que piden una hipoteca son mayores, por lo general la entidad les solicita un aval de personas más jóvenes (sus hijos, normalmente) que tengan solvencia probada. Otra opción es añadirlos como titulares.
Quien actúe como avalista debe saber que responde por la deuda como si fuera suya y que este crédito y la obligación de pagarlo aparecerá siempre en su historial bancario hasta que esté liquidado. En ocasiones, puede comprometerle al pedir una hipoteca o cualquier préstamo bancario.
La hipoteca inversa es un préstamo hipotecario por el que el banco paga una renta mensual a una persona mayor a cambio de que esta utilice su vivienda como garantía. El beneficiario continúa residiendo en su casa hasta que fallezca y no pierde la titularidad en ningún caso. Sin embargo, este producto no ha tenido el éxito que se esperaba, debido a las reticencias que ha despertado entre los mayores.
Ahora los bancos apuestan por este tipo de hipoteca y la presentan como una opción para conseguir un extra mensual que, en algunas ocasiones, puede llegar a ser de hasta tres veces la pensión que se cobra de la Seguridad Social.