Las estrategias de ahorro están presentes en muchas facetas de la vida familiar o de empresa: se reducen los gastos innecesarios, se planifica la cesta de la compra y hasta se aligera el consumo en las facturas domésticas (agua, luz, gas…). Entonces, ¿por qué no trasladar estos hábitos de ahorro tan lógicos a las operaciones de Bolsa? Estos cinco pasos permiten ganar dinero en Bolsa de forma sensata.
Las inversiones en renta variable, en Bolsa, permiten conseguir una mayor rentabilidad para los ahorros de toda la vida. Aunque también existen los riesgos: tal y como consta durante estas semanas, las bolsas de todo el mundo implican peligros y presentan pérdidas generalizadas en todas las carteras de inversión.
Sin embargo, es posible utilizar la Bolsa para ahorrar, si se dan pasos sensatos. Hay formas de reducir tarifas, comisiones y otra serie de desembolsos. Y es aquí donde se puede aplicar la tijera para aumentar los ahorros.
1. Comisiones más competitivas
No todas las entidades financieras aplican las mismas comisiones. Los bancos se rigen bajo una libertad de tarifas de las que es posible beneficiarse. Las diferencias entre estas comisiones pueden variar en casi un 40%. Si no se tiene cuidado, habrá que pagar a la entidad casi la mitad de lo que se gane en Bolsa.
2. Operaciones por Internet
Otra opción para abonar menos dinero por las ganancias en Bolsa es optar por las operaciones on line, que son más baratas. Además, permiten mayor agilidad en las órdenes de compra y venta de acciones.
Usar la Bolsa a través de la Red ya no es un problema, ya que en la actualidad casi todos los bancos cuentan con este servicio y hasta hay entidades especializadas en esta clase de movimientos.
3. Bolsa con tarifa plana
Para los inversores que realizan más de una operación en la Bolsa al mes, las opciones para ganar dinero con cabeza (sin tantos riesgos) se amplían enormemente. Las tarifas planas en Bolsa posibilitan desarrollar varias compras al mes por un precio fijo y sin límites en las actuaciones. El ahorro en este caso es notable.
La tarifa plana en Bolsa, contratada a través del banco, tiene una cuota mensual que varía entre 15 y 30 euros y permite elegir entre operar en mercados nacionales o en plazas bursátiles internacionales, con la ventaja que es posible darse de baja en cualquier momento y sin penalización.
4. Agrupar operaciones
Las propias actuaciones en Bolsa también implican gastos y, por suerte, se pueden reducir. Una de las estrategias más habituales consiste en unificar las órdenes de compra de acciones en los mercados: es preferible realizar una sola operación de mayor cuantía que varias pequeñas. Con este sencillo, pero a la vez, eficaz cambio de conducta, se eliminan más de la mitad de las comisiones que se tendrían que abonar si se ejecutara la adquisición por separado.
Si se elige agrupar las compras en Bolsa, hay que marcarse un objetivo, en vez de varios, por lo que también se simplifican las operaciones.
5. Cambiar de banco
Cambiar de entidad financiera tiene su recompensa para los pequeños inversores en Bolsa. ¿Cómo? Pues muy sencillo: traspasar la cartera de valores a otro banco posibilita reducir los gastos de las operaciones. Las entidades, para captar nuevos clientes, no dudan en brindar las mejores condiciones y hasta llegan a ofrecer dinero por este movimiento, que puede llegar hasta 1.000 euros, en función de la cuantía de las inversiones.
El cambio de banco se puede aprovechar para contratar otros productos (cuentas, depósitos, créditos, etc.) por menos dinero, sin comisiones ni otros gastos administrativos. Supone una buena excusa para variar de banco y beneficiarse de sus ofertas y promociones.
El aspecto más desagradable de cualquier inversión en Bolsa se deriva de las posibles minusvalías que puedan generarse en sus posiciones en la renta variable. Pero, aun así, el ahorro también es posible, por raro que parezca al principio. La clave es algo tan sencillo como limitar las pérdidas de la inversión, a fin de que no vayan a más en su proceso bajista, incluso con graves perjuicios sobre sus cuentas personales.
La fórmula es utilizar una orden stop loss, que acota de forma sustancial los riesgos de perder dinero. Esta orden deja limitar las pérdidas de dinero en un porcentaje asumible, entre el 2% y el 3%, pero no mucho más.