La llamada economía de los cuidados o economía femenina trata de hacer visibles actividades básicas que el mundo laboral no tiene en cuenta. Dentro del sistema capitalista hay trabajos que aún hoy permanecen ocultos y están asociados a las mujeres y la feminidad. Es el caso de los cuidados y el ámbito doméstico, que ocupan un amplio porcentaje de la economía y siguen sin valorarse económica y socialmente. Pese a que las mujeres se han incorporado al mercado laboral, continúan cuidando y en general lo hacen en solitario. En este artículo se explica qué es la economía de los cuidados y la aportación que hacen las mujeres con este tipo de empleo.
¿Qué es la economía de los cuidados?
Aunque se sigue cuestionando qué es y qué no es trabajo, desde los mercados cabe revalorizar algunos empleos ocultos y que por lo general ejercen las mujeres. En este caso, las actividades encaminadas al sostenimiento de la vida, como el trabajo de cuidados y reproductivo se ha de tener en cuenta. La infraestructura sanitaria solo facilita el 12% de los cuidados necesarios y el resto se proporciona desde el sistema doméstico.
Las tareas que comprende el trabajo reproductivo se podrían agrupar en cuatro grandes bloques:
- Cuidado y mantenimiento de la infraestructura del hogar, limpieza, alimentación familiar, orden general, compras, etc.
- Cuidado y atención de la fuerza de trabajo presente, pasada y futura, es decir, el cuidado de todas las personas de la familia, dependientes o no, que conlleva trabajo social, educativo, sanitario y psicológico. La dependencia puede ser por edad, por salud o psicosocial. Esta última se relaciona con la socialización que reciben los hombres que no aprenden a cuidar ni a cuidarse y se hacen dependientes de los cuidados ajenos, sobre todo de las mujeres, para su subsistencia en la vida cotidiana.
- Organización y gestión del hogar y la familia, mediación entre la familia y los servicios públicos o privados existentes, como relación con el colegio, centros médicos, matriculación, etc.
- Representación conyugal. Son las actividades que tienen que ver con los vínculos y relaciones afectivas y sociales de la pareja, como celebraciones, aniversarios, contactos con familiares y amigos, etc.
¿Qué se ahorra el sistema económico?
Aunque la mayor parte del trabajo de cuidados se realiza sin remuneración alguna, se ha podido cuantificar estas actividades y traducirlas a su valor monetario o a su valor en tiempo laboral. Gracias al estudio ‘Tiempos, trabajos y género‘, de la Universitat de Barcelona se ha descubierto que la dedicación de horas anuales al cuidado de niños, mayores o personas enfermas es de 23.589 horas y que el 80,9% es realizado por mujeres.
La aportación que las mujeres hacen con su trabajo de cuidados es invalorable e indispensable
El trabajo de cuidados en manos de mujeres es un fenómeno presente en las economías mundiales. A pesar de que las mujeres reciben una remuneración laboral mucho menor a la de los hombres, la aportación que hacen con su trabajo de cuidados es invalorable e indispensable para el desarrollo de los sistemas socioeconómicos. Además, la gratuidad de su labor produce una especie de «impuesto reproductivo», al ahorrar gastos de salud, cuidados de los niños y/o personas mayores.
Solo la enorme cantidad de empleo doméstico y de cuidados que se está llevando a cabo hace posible que el sistema económico pueda funcionar. Sin embargo, el sistema sigue naturalizando la división sexual del trabajo otorgando el llamado trabajo doméstico y de cuidados a la mujer que continúa realizando esta actividad sin remuneración.
A pesar de que en los años sesenta se comienza a debatir la invisibilidad del empleo doméstico y su papel determinante en la reproducción de la fuerza de trabajo, el término “trabajo de cuidados” se acuñaba hace poco.
Desde el feminismo se ha debatido, y aún no está cerrado el debate, sobre qué es y qué no es empleo y se ha intentado revalorizar lo femenino oculto. Los cambios tendrían que venir desde la educación y la transformación de los valores sociales, incluyendo permisos de maternidad y paternidad iguales, revisando la duración de las jornadas laborales, compatibilizar empleo con vida cotidiana, etc.
Una de las soluciones más inmediatas a la sobrecarga ha sido externalizar el trabajo y contratar para cubrir las labores de cuidado, nuevas figuras que siguen siendo femeninas y en su mayoría extranjeras. Al menos, las relaciones entre empleados del hogar y empleadores ha ganado en formalidad dando cuenta a la Seguridad Social.