Los ríos son uno de los ecosistemas que en peor estado de conservación se encuentran, debido a amenazas muy diversas sufridas en las últimas décadas. Como iniciativa para conservar los tramos de ríos aún no alterados se han creado en España las reservas naturales fluviales. Las primeras 82 reservas se encuentran repartidas por las principales cuencas hidrográficas, aunque desde colectivos ecologistas piden medidas prácticas para ampliar su número y, sobre todo, que cumplan en la práctica su labor de conservación. Este artículo señala qué son las reservas naturales fluviales y cuántas hay, que hacen falta más de ellas y qué se puede hacer para cuidar los ríos.
Qué son las reservas naturales fluviales y cuántas hay
«Los ríos se han maltratado desde hace décadas. Las pocas medidas de restauración son mínimas en comparación con lo que se sigue estropeando. Muchos ríos no cumplen el buen estado ecológico que establece la directiva marco del agua», advierte Alfredo Ollero, profesor de Geografía Física de la Universidad de Zaragoza y experto en restauración fluvial.
España podría llegar a contar con más de 300 reservas naturales fluvialesUno de los intentos más recientes por preservar este patrimonio natural son las reservas naturales fluviales. Declaradas el año pasado a propuesta del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA), su objetivo es «preservar los tramos de ríos con escasa o nula intervención humana y en muy buen estado ecológico». En estas reservas naturales fluviales los tramos aún no alterados quedarían así protegidos de posibles amenazas, como la creación de infraestructuras, desarrollos urbanísticos, vertidos, modificaciones en su naturaleza, etc.
En concreto, se aprobaba la creación de las primeras 82 reservas naturales fluviales de España en el ámbito de diez demarcaciones hidrográficas (Cantábrico Occidental y Oriental, Duero, Ebro, Guadalquivir, Guadiana, Júcar, Miño-Sil, Segura y Tajo) con una longitud total de 1.755 kilómetros. Castilla-La Mancha, con 20, Aragón, con 15, y Castilla y León, con 11 son las comunidades autónomas que más reservas tienen. En el otro extremo se encuentra la Comunidad de Madrid, con tan solo una reserva declarada.
«La iniciativa es positiva, pero todavía queda mucho por hacer para su puesta real en práctica. Se necesita darle un impulso para que no queden como una figura sobre el papel que no sirva de nada». Así lo señala Raúl Urquiaga, de Ecologistas en Acción y uno de los autores de un reciente informe sobre dicha figura de protección.
Tras su aprobación el año pasado, la citada ONG ecologista publicaba el artículo ‘15 nuevas reservas incorporadas en la cuencas del Segura y Guadiana‘ en el que evidenciaba las diferencias entre las cuencas hidrográficas y la cantidad de reservas. Las Confederaciones del Guadiana y del Segura han sido las que menor número y extensión de reservas han propuesto. Además, llaman la atención por insuficiente los casos del Guadalquivir, el Júcar y el Ebro, donde, por sus características, la cifra podría ser mucho mayor.
Hacen falta más reservas naturales fluviales
Las reservas naturales fluviales declaradas o propuestas son insuficientes, teniendo en cuenta la diversidad de tipologías de ríos españoles o su singularidad hidromorfológica o ecológica, apuntan desde Ecologistas en Acción. El citado informe de la ONG ecologista identifica y propone 13 nuevas reservas, que incluyen un total de 15 ríos, en las demarcaciones hidrográficas del Guadiana y del Segura.
Según Urquiaga, hacen falta la puesta en marcha de planes de gestion, disponer de dotaciones de recursos esenciales y que las demarcaciones hidrográficas realicen trabajos de identificación de reservas, «porque todavía hay muchos ríos que deberían formar parte de ellas». El experto de Ecologistas en Acción asegura que «con un poco de medios se podría llegar a contar con más de 300 reservas».
Qué podemos hacer para cuidar los ríos
El experto de Ecologistas en Acción afirma que todas las reservas naturales fluviales deberían tener un documento de gestión que diagnosticara su situación y que se aprobaran medidas para garantizar su conservación, mejora, investigación y puesta en valor.
Las instituciones, tanto el MAGRAMA como las de las respectivas comunidades autónomas, deberían contar con un presupuesto para ello. Urquiaga indica que se están destinando algunas partidas de dinero provenientes de un programa sobre el cambio climático, dado que los ríos serán de los ecosistemas más afectados, además de ser un observatorio sobre el clima. «En Cataluña, País Vasco, Galicia y Andalucia tienen bastantes medios para estos temas», apostilla.
Los ciudadanos también pueden contribuir a conservar y mejorar el estado de los ríos en general. Comportarse de manera ecológica cuando nos encontremos en uno de estos ecosistemas fluviales, participar en iniciativas de voluntariado ambiental para su recuperación y mantenimiento o denunciar posibles impactos que sufran son algunas de las medidas a nuestro alcance. Asimismo, Urquiaga destaca la importancia de conocer y valorar los ríos: «La mayor parte de los ciudadanos desconoce el valor y las maravillas fluviales de su entorno. Es un patrimonio natural y cultural de todos».