Las cuentas corrientes son la base sobre la que se construye la relación con el banco. No importa si lo que se busca es un depósito, un préstamo o tan solo contratar una tarjeta. La entidad exigirá la apertura de una cuenta que actuará como soporte del resto de los productos. Por ello, la banca debería centrar sus esfuerzos en ofrecer cuentas atractivas para crear una primera impresión positiva y fidelizar al cliente. Sin embargo, no siempre es así. Pero, ¿cuánto dinero al año le cuesta al usuario bancario tener una cuenta corriente? Como se calcula en este artículo, mientras que en algunos bancos son gratuitas, en otros el coste puede superar los 100 euros anuales. Pero es posible reducir esa cifra, con los cinco trucos que se dan a continuación.
¿Cuánto cuesta una cuenta corriente?
Mantenimiento, administración, transferencias, tarjetas asociadas… Son muchos los gastos en los que puede incurrir el titular de una cuenta. Aunque a priori puedan parecer de importe reducido, sumados todos pueden acabar suponiendo un desembolso considerable al final del año y sin necesidad de tener una elevada actividad.
Un ejemplo. Un cliente con una operativa moderada anota 15 apuntes mensuales en su cuenta (aquí se incluirían las retiradas de efectivo en cajeros, los pagos con tarjeta, el abono de recibos y, en definitiva, cualquier movimiento que registrase el producto) y, además, realiza dos transferencias nacionales cada mes. En la mayoría de los bancos on line el precio para el cliente sería de cero euros. Sin embargo, en la entidad de toda la vida, en la que un apunte puede llegar a costar 60 céntimos y las transferencias pueden sumar varios euros más, el importe podría superar los 150 euros al año.
Para saber cuánto cuesta en realidad una cuenta, esta calculadora gratuita de comisiones bancarias permitirá conocer con rapidez cuánto se paga al año a la entidad por la cuenta que se utiliza y cuánto se podría ahorrar.
5 trucos para no pagar comisiones
Reducir esa cifra a cero euros resulta tan fácil como cambiar a un banco con una política de cero gastos, que comercialice cuentas sin comisiones de forma generalizada. Gracias a ellas, no se paga ni por el mantenimiento ni por la administración de la cuenta ni tampoco por las transferencias, el ingreso de cheques o las tarjetas asociadas; en algunos casos, incluso, es posible sacar dinero gratis de cajeros ajenos a la entidad.
No obstante, si no se quiere cambiar de banco y se prefiere continuar en el habitual, habría que aplicar una serie de trucos que podrían ayudar a reducir las comisiones:
- Consultar el catálogo de cuentas del banco: la mayoría de las entidades españolas comercializa alguna cuenta sin comisiones, como mínimo de mantenimiento y de administración. En muchos casos exigirán que se asuma cierto grado de vinculación. Pero si no se quiere cambiar de banco, vale la pena acercarse a la entidad habitual y preguntar por su oferta de cuentas gratuitas y sus requisitos.
- Domiciliar la nómina: si la banca on line se caracteriza por ofrecer cuentas gratuitas a todos los clientes, sin necesidad de que asuman ninguna vinculación, la banca tradicional sigue una política de «a mayor vinculación, menores costes». De ahí que domiciliar la nómina sea el primer paso para dejar de abonar comisiones.
- Operar a través de la banca distancia: cada vez son más las entidades que aplican comisiones distintas según si el cliente realiza sus operaciones a través de la banca a distancia (Internet, móvil, cajeros o teléfono) o en una oficina. La segunda opción es más cara.
- Planificar los pagos para evitar descubiertos: quedarse en números rojos no resulta barato. A los intereses que habrá que abonar por el saldo dispuesto y adelantado por la entidad, habrá que sumarle una comisión por la apertura del descubierto y otra por la gestión de la reclamación. En total, la factura por un descubierto de 10 euros durante una semana podría superar los 40. Si bien hay entidades que no aplican algunos de estos gastos, lo conveniente es planificar los pagos para no tener que afrontar esta situación.
- Evitar las cuentas olvidadas: dejar una cuenta a cero euros y no utilizarla no implica que, de inmediato, la entidad deje de cobrar comisiones por ella. Si bien el saldo es de cero euros, las comisiones no se verán reflejadas en el extracto, pues se irán acumulando en la recámara y, en el momento de cancelar la cuenta o de ingresar algo de dinero, la entidad se cobrará lo que se le deba. Así que no hay que dejar las cuentas abandonadas.