¿A quién no le gusta la nieve? ¡Pues los perros no son menos! Los canes disfrutan de ese manto blanco capaz de transformar el entorno en un enorme y nuevo campo de juegos peludos por descubrir. Pero, ¿por qué a los perros les gusta tanto la nieve? Los expertos lo explican: la nieve despierta al explorador que todo can lleva dentro, estimula el cazador de su interior ¡y hasta activa su metabolismo para protegerle de la bajada de las temperaturas! En este artículo se recoge sus comentarios, además de un vídeo muy divertido que reúne ¡los mejores momentos de perros jugando en la nieve!
La nieve es un enorme parque de juegos para perros
Basta con hacer la prueba: no hay más que solar a un perro en la nieve y disfrutar de su reacción. Salta detrás de su juguete, sale corriendo de emoción, hace la croqueta peluda… La nieve no solo encanta a niños y adultos humanos. Los canes -y hasta algunos gatos, como Jesper, que hasta esquían– también disfrutan de ella y se ponen contentos jugando en y con ella y atrapando los copos que caen.
«La nieve es muy excitante para los perros, y el motivo seguramente sea que los copos transforman todo el entorno, convirtiéndolo en un escenario distinto, un nuevo parque canino de juegos enorme, todo por descubrir», dice la zoóloga Patricia McConnell, experta en comportamiento canino.
Los perros son cazadores en la naturaleza, y los depredadores adoran los cambios en el ambiente, ya que les dan más posibilidades de sorprender a sus posibles presas. Al contrario, los animales que son presas odian estas modificaciones de su entorno, porque les hacen más vulnerables. «Esto explica por qué la nieve estimula el instinto cazador natural de los perros, y transforma el entorno exterior en un nuevo campo de juego perfecto para ellos», añade la zoóloga.
Placer perruno en la nieve, ¡todo es nuevo!
La nieve transforma el paisaje, y eso impulsa nuestras ganas de jugar. Y, claro está: ¡los perros no son menos! «La manta de nieve también permite a los perros ver las marcas de animales recientes, pasos u restos de orina, que de otro modo serían invisibles», dice Alexandra Horowitz, psicóloga y autora del libro ‘Dentro de un perro: lo que los perros ven, huelen y saben’ (Simon & Schuster, 2010).
La nieve transforma todo: la apariencia visual pero también los olores del exterior. En consecuencia, tiene la capacidad de renovar el interés canino por su entorno diario. Y este estímulo pone en marcha su instinto explorador… ¡y activa al peludo juguetón incansable que lleva dentro!
Perros, mejor preparados para la nieve que nosotros
Pero, además, el contacto de la nieve en su cuerpo es placentera para los canes. «Sus patas están mejor preparadas que nuestros pies para las bajas temperaturas, su sistema de venas les permite soportar mejor la nieve en las patas que nosotros», añade Horowitz en una entrevista en Scientific American. ¿Resultado? Una mejor circulación de la sangre en la zona de las patas mantiene sus almohadillas caninas más calientes.
Y no solo eso. Los perros son capaces de activar su metabolismo cuando bajan las temperaturas para hacerlo trabajar a mayor velocidad, mantenerse calientes y alejar el frío. «La habilidad que tienen de acelerar su metabolismo cuando la temperatura baja explica por qué se sienten menos incómodos que nosotros en la nieve», concluye el zoólogo John Bradshaw, de la Universidad de Bristol (Reino Unido).
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