La leche como alimento único a partir de los seis meses no proporciona la energía y nutrientes que precisa el lactante a partir de esta edad, y además, como sus funciones digestivas han madurado, se deben incluir nuevos alimentos en su dieta, siguiendo unas normas regladas. No está justificado introducir nuevos alimentos antes de los cuatro meses, aunque tampoco es aconsejable hacerlo más allá de los seis, porque la falta de diversificación es motivo frecuente de anorexia (pérdida de apetito), a la vez que se desaprovecha una época muy válida para la educación del gusto y el conocimiento de los alimentos básicos que permitirán al bebé adaptarse a una alimentación equilibrada, variada y suficiente.
La forma habitual de introducir la alimentación complementaria a la leche es, ir sustituyendo, de una en una, las tomas de leche que recibe el lactante por los distintos componentes de la alimentación complementaria (papilla de cereales, puré de fruta, puré de verdura…), de forma paulatina, con intervalo suficiente para que el niño vaya aceptando los nuevos alimentos, probando la tolerancia del niño a los mismos antes de introducir uno nuevo y dando tiempo a la adaptación de su organismo. Es muy importante en este periodo, permitir que la cantidad de alimento pueda variar de un día a otro y de una semana a otra, según el apetito del niño.
Por diversas circunstancias, en determinados momentos se recurre a alimentar al bebé con alimentos infantiles homogeneizados, más conocidos por el nombre común de «potitos infantiles». Se trata de alimentos a base de hortalizas, frutas, carnes, pescados, lácteos o mezcla de los mismos, cuya finalidad exclusiva es establecer un régimen alimenticio infantil. La composición nutritiva y normas de calidad, producción y elaboración de estos productos quedan recogidas en la Directiva 96/5/CEE, que exige que se deben elaborar siguiendo unas normas estrictas de control de calidad y con un adecuado valor nutritivo, y cuyos ingredientes, composición (proteínas, sodio y densidad energética) y normas de manipulación deben figurar en la etiqueta. Los alimentos infantiles homogeneizados están fabricados con ingredientes, cuya adecuación ha sido determinada mediante datos científicos aceptados. Constituyen una alimentación complementaria a la lactancia, a partir del cuarto o sexto mes del niño, y sirven para completar el aporte de energía y nutrientes del bebé. Además, ayudan a que descubra nuevos sabores y aprenda a masticar y tragar.
Tarritos de frutas. Están elaborados a base de frutas variadas (melocotón, manzana y plátano, u otras como albaricoque, naranja o piña), enriquecidos o no con vitaminas. A estas frutas se les añade agua o zumo y además pueden incluir galletas, cereales y azúcar que indicarán en la etiqueta. Sus ingredientes están estrictamente controlados, garantizando la calidad y el aporte nutritivo de estos tarritos para conseguir un correcto desarrollo en el niño. Evitan la existencia de conservantes o pesticidas para ofrecer un producto de primera calidad. Existe una gama apta para dietas blandas en casos de diarrea, que está elaborados a base de manzana y plátano.
Tarritos con verduras, carnes o pescados. Son menús elaborados con una variedad de verduras a las que se añade carne o pescado de diferente naturaleza. Sus ingredientes están estrictamente controlados, tanto los vegetales como los animales, garantizando la calidad y el aporte nutritivo de estos tarritos para conseguir un correcto desarrollo en el niño. Elaboran sus productos con materias primas de proveedores evaluados y homologados que certifican un control de sus alimentos desde su origen hasta la llegada a la planta de elaboración. Algunas marcas utilizan para su elaboración aceite de oliva, y todos tienen un contenido de sal mínimo. Evitan la existencia de conservantes o pesticidas para ofrecer un producto de primera calidad. Se presentan ya cocinados y listos para su uso previo calentamiento.
Características nutritivas Algunas características relativas a la composición de este grupo de alimentos recogidas la Directiva 96/5/CEE son: – El contenido en proteínas varía en función de los ingredientes que tenga el producto. En cualquier caso, no deberá ser nunca inferior a 3 gramos/ 100 Kcal. Si las proteínas son únicamente de origen lácteo (leche, queso), el contenido en este nutriente será como mínimo de 2,2 g/ 100 Kcal. – Si la carne o el queso son los únicos ingredientes mencionados o aparecen en primer lugar en el etiquetado, la cantidad total de grasa en el producto, será como máximo de 6 g/ 100 Kcal. Para el resto de productos, la cantidad de grasa en el producto será como máximo 4,5 g/ 100 Kcal. – El contenido final de sodio en el producto no debe superar los 200 mg/ 100 Kcal. Sin embargo, cuando el único ingrediente mencionado en el etiquetado es el queso, el contenido final de sodio en el producto no será superior a 300 mg/ 100 Kcal. – Los preparados para lactantes a base de frutas, los postres o las cremas, no pueden llevar sal añadida. – En los zumos de frutas, los néctares o los jugos de verdura, el contenido de vitamina C debe superar los 25 mg/ 100 Kcal. – No se puede añadir vitamina A a los alimentos infantiles, excepto a los jugos de verduras, ni se puede añadir vitamina D a ningún alimento infantil.
Etiquetado Es una norma obligatoria que en la etiqueta se indique claramente la edad apropiada para el consumo, la recomedación de consumo inmediato una vez abierto el envase, la lista de ingredientes por orden decreciente, la cantidad de azúcar añadido y si contiene o no gluten.
Los potitos infantiles cumplen su función, porque facilitan la administración rápida y cómoda de alimentos, con la ventaja de que mantienen una composición nutritiva constante, difícil de conseguir si se elaboran particularmente. Sin embargo, a pesar de la diversidad de ingredientes utilizados en su elaboración, nunca alcanzarán la variedad que se puede conseguir elaborando en casa purés que combinen diferentes verduras sólas o con carne , pescado u otros ingredientes proteicos añadidos (ternera con espinaca, zanahoria y patata; merluza con acelga y patata…), pudiendo diversificar al máximo la dieta y el gusto del bebé.
Respecto al estado higiénico – sanitario de los tarritos infantiles, Consumer realizó análisis de laboratorio de tres potitos de frutas variadas y otros tres de carne con verduras de unas marcas comerciales concretas y todas las muestras se hallaban en buen estado higiénico – sanitario. Además, los análisis revelaron que este tipo de productos cuentan en general con los nutrientes que prometen y cumplen con la legislación establecida al respecto.
Enlaces de interés:revista.consumer.es:Potitos infantiles de frutas y de carne con verduras