La cesta de la compra de una persona con celiaquía cuesta 1.500 euros más al año que la del resto de la población, una cifra que se multiplica «cuando en una misma familia, esta enfermedad la padecen más miembros, lo que representa un coste elevadísimo», criticó la presidenta de la Federación de Asociaciones de Celiacos de España (FACE), María Luz Ciriano.
«El desamparo más grande que tenemos ahora mismo es la falta de ayuda por parte de las administraciones», lamentó Ciriano, al tiempo que reclamó ayuda «para que ese gasto adicional que tienen que hacer los celiacos sea más soportable, porque además se trata de un problema que continúa toda la vida». La gerente de FACE, Marta Teruel, advirtió de que algunos de los productos que llevan el símbolo de «sin gluten» pueden tener esta proteína. «Este símbolo no es señal de que no contengan gluten», aclaró, al tiempo que aludió a contaminación cruzada que se puede producir durante el proceso de elaboración.
Por todo ello, la FACE ha elaborado, junto con el Instituto Tomás Pascual, la segunda edición del «Cuaderno de la Enfermedad Celiaca», un manual que pretende facilitar al celiaco y a su familia pautas de comportamiento y explicarle el trastorno con «sencillez». También incluye una lista «fiable» de alimentos apta para celiacos. Durante la presentación, realizada el pasado lunes en Madrid, el presidente del citado instituto, Ricardo Martí, explicó que se trata de una publicación «más completa», que contiene «información sobre los distintos tipos de cereales que existen y su papel en la industria alimentaria, la diferencia entre intolerancia y alergia, términos muchas veces confundidos, y se exponen las claves, y no solo los valores, de la nueva normativa de etiquetado».
«Se trata de una herramienta de divulgación sobre la enfermedad», afirmó Martí. El presidente del Instituto Tomás Pascual indicó que se han impreso ya 15.000 ejemplares que se distribuirán a diversos sectores y, además, la guía puede descargarse de forma gratuita desde la página web del instituto y de FACE.
Martí reclamó la «necesidad» de crear una norma nacional de etiquetado porque, de manera coincidente con las palabras de Ciriano, «la nueva normativa va a ayudar pero, por otra parte, nos complica mucho que cada comunidad autónoma pueda tener normas diferentes de etiquetado». En esta línea, ambos aplaudieron que haya comunidades, como Madrid, Valencia y Galicia, que dispongan de un sello a nivel autonómico, pero insistieron también en la «importancia» que tiene que esto se convierta en un sello que llegue a toda España.