La fase de dilatación del parto es la más prolongada del alumbramiento y puede extenderse hasta las ocho horas de media, si la madre es primípara, es decir, si da a luz por primera vez. Para favorecer este proceso de forma natural, sin necesidad de utilizar medicamentos que la aceleren, los especialistas aconsejan permitir a la gestante total libertad de movimientos durante la dilatación. Conviene, asimismo, conocer cuál es la mejor postura y plantearse las ventajas de realizar una inmersión en agua caliente.
Libertad de movimientos durante la dilatación
Moverse libremente durante la dilatación es una de las premisas fundamentales que los especialistas apuntan para que el parto se desarrolle en óptimas condiciones. Tal como señala la Federación de Asociaciones de Matronas de España ( FAME) en su documento ‘Iniciativa parto normal’, los cambios de posición durante la dilatación «ayudan a la mujer a afrontar la sensación dolorosa».
Los expertos recomiendan no tumbarse de espaldas durante la dilatación
Por otra parte, otros estudios afirman que la movilidad postural puede conseguir que se acorte el trabajo de dilatación hasta en un 50%; y que colocarse en posición supina (de espaldas) reduce la intensidad de las contracciones, a la vez que ayuda a que el parto progrese.
Elegir la mejor postura
La mejor postura durante el parto será aquella en la que la mujer se encuentre más cómoda; y se adapte, además, a las sensaciones y dolores que experimenta en cada momento. La FAME aconseja evitar la posición supina (tumbada de espaldas) durante la dilatación y resalta que, si la mujer está en posición vertical, «padece menos dolor, tiene menos necesidad de analgesia epidural y menos alteraciones en el patrón de la frecuencia cardiaca fetal».
Estas son las distintas posturas para facilitar la dilatación de forma natural durante el parto que aconseja este organismo:
Decúbito lateral: es la posición recomendada para las gestantes que padecen fuertes contracciones y desean descansar.
De pie: la mujer se puede mantener de pie con las manos apoyadas en la pared y las piernas separadas. Es aconsejable oscilar y girar las caderas cuando las contracciones no son eficaces; o inclinarse hacia adelante con los hombros relajados.
En cuclillas: en esta postura la pelvis queda más abierta. El parto en cuclillas facilita que se expanda la musculatura alrededor de la vagina. Esto facilita el ensanchamiento del canal del parto.
De rodillas: para abrir la pelvis y liberar tensiones en la espalda, la gestante puede colocarse de rodillas en el suelo, con la espalda recta y los tobillos hacia afuera.
Cuadripedia: la posición sobre las manos y rodillas se recomienda para mitigar el dolor en la zona lumbar; y para favorecer, asimismo, la rotación del bebé cuando se encuentra en presentación posterior.
En la pelota: el uso de las pelotas de dilatación, similares a las que se utilizan para hacer ejercicio en la preparación al parto, ayuda a disminuir el dolor de las contracciones.
Inmersión en agua caliente
Distintos estudios e investigaciones evidencian que la inmersión de la gestante en agua caliente durante la fase de dilatación es uno de los métodos más eficaces para favorecer el parto, ya que permite que este se desarrolle en menos tiempo y con menos dolor.
En la actualidad, numerosos centros médicos de nuestro país, tanto públicos como privados, ofrecen a las parturientas la posibilidad de hacer uso en las primeras etapas del parto de las denominadas bañeras de dilatación, un recurso diseñado de forma específica para acortar y facilitar el proceso previo al alumbramiento.
La mejor postura durante el parto será aquella en la que la mujer se encuentre más cómoda en cada momento
Una de las principales explicaciones de este efecto es que el relajamiento y la sensación de intimidad que proporciona el baño en agua caliente a la mujer mitigan la producción de adrenalina. Esta hormona, cuando está presente en altos niveles, endurece el cérvix (cuello del útero) y, por tanto, retrasa la dilatación mientras que la hace más dolorosa.
El especialista en ginecología y partos en agua, Enrique Lebrero, señala que » a partir de cinco o seis centímetros de dilatación, el uso de un baño caliente, en condiciones de intimidad, relax y oscuridad, produce efectos espectaculares en el desarrollo y vivencia del parto». Esta práctica también la puede llevar a cabo la gestante cuando el proceso de dilatación transcurre en su hogar.
Por su parte, la federación de matronas matiza que la temperatura del agua no debe superar los 37ºC y que el baño no debe durar más de dos horas.
Moverse libremente durante la dilatación es una de las premisas fundamentales que los especialistas apuntan para que el parto se desarrolle en óptimas condiciones.
La mejor postura durante el parto será aquella en la que la mujer se encuentre más cómoda en cada momento.
Mantener una posición vertical durante el parto suele lograr que la mujer padezca menos dolor durante el parto.
La inmersión de la gestante en agua caliente es uno de los métodos más eficaces para favorecer el parto, ya que permite que este se desarrolle en menos tiempo y con menos dolor.