El llanto de los bebés en ocasiones parece imposible de parar, sobre todo cuando no se debe a ningún motivo concreto o reconocible, como el hambre, mucho frío o calor o la necesidad de cambiarles el pañal. Pero, las maneras más efectivas para calmar a los niños suelen ser las más simples: mecerlos, envolverlos en una manta y hacerles escuchar el ruido de un electrodoméstico. Este artículo detalla algunos trucos que relajan a los pequeños que lloran y, en particular, el uso del llamado ruido blanco, como el que emiten ciertos electrodomésticos, para lograrlo.
Cinco trucos que relajan a los bebés que lloran
Una situación en la que el bebé llora y llora, cuando parece que nada podrá calmarlo, resulta desesperante. No hay padre o madre que no la haya experimentado. Las quejas del niño pueden ser reconocibles: siente hambre, frío o ganas de que le cojan en brazos. Pero no siempre. A veces, los cólicos del lactante se deben tan solo a que está estresado y necesita liberar su tensión, y la herramienta que tiene para hacerlo es el llanto infantil.
En cualquier caso, existen cinco trucos que ayudan a relajar al bebé que llora. Aunque no funcionan como fórmulas matemáticas ni dan el mismo resultado con todos los niños, ni tampoco con el mismo pequeño en todas las ocasiones. Pero sí son herramientas válidas a las que echar mano en esos momentos de angustia para lograr que el bebé deje de llorar.
Envolver al niño que llora con una mantita. En general, a los bebés les resulta muy placentera la sensación de estar envueltos y bastante apretados por una sábana o pequeña manta. Es importante, eso sí, como advierten los expertos, no envolver las piernas, porque esto le podría causar una luxación de cadera.
Mecerlo con suavidad. El balanceo rítmico y acompasado los tranquiliza, se cree que debido a que les recuerda el estado en el que se encontraban cuando flotaban en el líquido amniótico del útero materno. Este método se puede combinar con el anterior. Muchas madres y padres cuentan que sus hijos se relajan si los llevan en una mochila portabebé, bien apretados contra su cuerpo, mientras se mueven al realizar diversas tareas, por supuesto nada bruscas.
Masajear al bebé que llora. Además del contacto piel a piel, muy agradable para el pequeño, los masajes pueden aliviar a los niños. Además, ayudan a combatir otros problemas, entre otros, respiratorios y relacionados con el estreñimiento.
Cambiar al bebé de posición. En ciertos casos, se trata de simple incomodidad, y el niño se calma cuando se le varía de posición. Puede que, en vez de estar acostado, quiera estar en brazos, o viceversa, o acostado pero en otra posición, etc.
Ofrecerle la succión del pecho o biberón. Es otra actividad que a menudo resulta muy gratificante para el bebé. Aunque no tenga hambre, la respuesta al acto reflejo de succionar lo puede relajar. Para esto, puede ser efectivo tanto un chupete como el pecho materno.
Ruidos y sonidos para calmar al bebé que llora
En la experiencia de muchos padres y madres angustiados por las largas horas de intentos infructuosos de calmar a su hijo, está el hallazgo fortuito de un ruido que tranquiliza al pequeño. Estos sonidos, por lo general, proceden de electrodomésticos o aparatos de presencia habitual en una casa: lavadoras, secadores de pelo, campanas extractoras, aspiradoras, ventiladores o televisores analógicos sin sintonizar. Y si bien no lo son exactamente, sí se asemejan mucho al llamado «ruido blanco«.
Algunos sonidos ayudan al bebé a calmarse y dormir, y están disponibles en Internet
El ruido blanco es un tipo de sonido que contiene todas las frecuencias a una misma potencia. Toma su nombre de su equivalente visual, la luz blanca, que se define como aquella que contiene todas las frecuencias de la gama cromática.
¿Por qué funciona con muchos niños? El motivo no está claro. Hay quienes aducen que es porque hacen que el bebé recuerde el sonido que lo rodeaba cuando se hallaba en el vientre de su madre. Otros dicen que se debe a que el ruido blanco, al contener todas las frecuencias, tapa los demás sonidos e impide que el niño oiga su propio llanto. El caso es que, en ciertos casos, resultan eficaces, como en este vídeo en el que un bebé se calma con el secador.
Muchos pediatras recomiendan usar ruidos blancos para calmar a los bebés, como Santiago García-Tornel, pediatra asociado del Hospital San Joan de Déu, de Barcelona, exdirector del Servicio de Pediatría de ese centro y de la revista especializada ‘Anales de Pediatría Continuada’. Este experto aconseja utilizarlo como una herramienta más cuando se desea calmar al niño. «De hecho, cualquier persona cuando coge a un niño en brazos para calmarlo hace un ruido blanco con la boca: sssshhhhh«, asegura.
No obstante, García-Tornel advierte de que «el ruido blanco es una solución temporal para niños que lloran mucho y no se calman». Por eso, recomienda su uso durante lapsos más bien breves, para los casos más difíciles o cuando ya no quede otro remedio.
En función de esta utilidad, y para evitar el consumo desmedido de electricidad que puede representar el funcionamiento durante horas de algunos electrodomésticos, no es extraño que en YouTube haya vídeos que contienen hasta 10 horas continuas de puro ruido blanco para niños. También hay otros, como el sonido de la selva, que también pueden contribuir a lograr el sueño de los pequeños más difíciles.
La recomendación del ruido blanco para calmar a los bebés se basa en la experiencia de muchas madres y padres, porque las investigaciones científicas de sus efectos hasta ahora han sido escasas y sus resultados, poco contundentes.
Uno de ellos fue el realizado por expertos del hospital Queen Charlotte de Londres, quienes utilizaron el ruido blanco para calmar a bebés de entre dos y siete días de edad. El 80% de los que fueron sometidos a ruido blanco se durmieron a los cinco minutos, mientras que del grupo de control -no expuesto a este sonido- solo lo había logrado el 25%.
Durante la década de los 90, una empresa desarrolló en Estados Unidos un dispositivo llamado Sleep tight (“que duermas bien”), que se conectaba a la cuna del niño y simulaba el sonido y las vibraciones que experimenta un bebé cuando viaja en un coche a una velocidad de 70 kilómetros por hora. Sin embargo, algunas investigaciones científicas posteriores pusieron en tela de juicio su efectividad.
Otro estudio analizó el efecto que tenía sobre crías de ratones la exposición a un ruido blanco bastante alto como para neutralizar el sonido ambiente, pero no para causar daños en los órganos auditivos. El resultado del uso continuado fue un retraso en el desarrollo de la región auditiva del cerebro.
Por eso, aunque los trabajos sean escasos y no haya evidencia más sólida, el consejo de los expertos es no emplear este sistema como método habitual para calmar al pequeño, sino reservarlo para los casos más difíciles o cuando ya no quede otro remedio.