Los muebles de madera suelen tener un acabado muy vistoso, por lo que se emplean muy frecuentemente en casi todas las estancias de las casas.
Uno de los inconvenientes de este material es que es muy propenso a acumular polvo y, sobre todo si su superficie es de un color claro, que enseguida se nota su presencia. Otro problema añadido son las molduras, que dificultan la labor de limpieza al adentrarse en su interior la suciedad.
Lo más habitual es limpiar este tipo de superficies con un plumero o un trapo de polvo cada cierto tiempo, sin embargo si desea que el polvo tarde más tiempo en hacer acto de presencia es recomendable que lo frote con un paño, que no suelte pelusa, que ha de humedecer previamente con aceite de vaselina. Con este recubrimiento conseguirá repeler durante un tiempo el polvo y nutrirá las fibras de la madera que lo componen, logrando un brillo mayor.