En la preparación de arreglos florales las dosis de imaginación y el buen gusto son esenciales para sacar el máximo provecho de cualquier composición, sin la necesidad de utilizar excelentes materiales ni las flores más exóticas o exuberantes del jardín. Tampoco el recipiente tiene por qué ser ningún jarrón especial, puede ser un florero de lo más simple que se puede revestir de la manera más oportuna, adaptándolo en función de las características de las flores que lo van a poblar.
Teniendo esto muy presente, una propuesta para revestir cualquier recipiente de plástico o de un sencillo cristal consiste en emplear algún retal olvidado al que no se le puede dar ya ningún uso. Este trozo de tela puede ser bien de terciopelo, muselina, sugerentes gasas o cualquier otra que se tenga a disposición.
Las combinaciones ya dependen de cada uno, pero algunas de las reglas que se acostumbran a seguir son:
– Utilizar telas opacas para recubrir los recipientes más simples.
– Decantarse por telas translúcidas, si el jarrón es de cristal.
– Mantener un equilibrio entre las características de las propias flores y el ambiente de la estancia para seleccionar el color y el tipo de tela.
Para sujetar la tela, la fórmula más indicada reside en colocar una cinta o cordón atado alrededor del cuello de la vasija, convirtiéndose así en otro elemento más que realza la composición floral.