¿Cómo podemos saber si el edificio en el que vivimos respeta las normas de seguridad eléctrica? ¿Cómo tener la certeza de que cumple la normativa y se reduce, por tanto, el riesgo de accidentes eléctricos? Muy sencillo. Un vistazo a la fachada y alrededores puede aclarar dudas. Hay una serie de requisitos que todo inmueble debe cumplir.
La acometida es la parte de la red de distribución eléctrica que alimenta la caja general de protección (CGP), esto es, el elemento clave para que la electricidad llegue a los hogares. Además de aprender a reparar o modificar la instalación, hay que conocer su funcionamiento para detectar posibles fallos o confirmar que cumple las normas de seguridad. Hay varios tipos de acometidas según el trazado, el sistema de instalación y las características de la red. Pueden ser aéreas (sobre la fachada), subterráneas (tensadas sobre poste, con entrada y salida, en derivación) o mixtas (aerosubterráneas).
Cables en la fachada
Las acometidas sobre fachada requieren siempre un estudio previo para confirmar que el exterior del edificio se vea afectado lo menos posible por el recorrido de los conductores. Estos han de quedar suficientemente «protegidos y resguardados» para que no resulten dañados, pero deben conseguir a la vez la protección del inmueble.
Los cables se instalan distanciados de la pared, aunque se fijan a ella en conductos cerrados o canales con tapa desmontable
En este tipo de acometidas, los cables se instalan distanciados de la pared, aunque se fijan a ella, preferentemente, en conductos cerrados o canales con tapa desmontable. Es importante que estén aislados y que los tramos a menos de dos metros y medio del suelo se protejan con materiales rígidos resistentes al impacto, las temperaturas extremas, la penetración de objetos sólidos, la corrosión, la propagación de la llama y el almacenamiento de agua.
Por su parte, la acometida tensada sobre postes exige también que los cables estén aislados. Estos pueden instalarse suspendidos de un cable fiador, independiente y debidamente tensado, o mediante un conductor neutro. En este caso, la fijación se consigue gracias a soportes de suspensión o amarre. Hay que calcular la altura a la que se colocan, la proximidad de otras redes, así como los cruzamientos y paralelismos. Cuando los cables crucen vías públicas o zonas de posible circulación rodada, la altura mínima no será nunca inferior a seis metros.
En la acometida subterránea, hay que tener en cuenta las separaciones en los cruces y paralelismos con otras canalizaciones de agua, gas, telecomunicación o conductores de energía eléctrica. Por último, las redes aerosubterráneas deben cuidar especialmente las medidas de protección: en el paso de acometidas subterráneas a aéreas, el cable debe protegerse hasta una altura mínima de 2,5 metros por encima del nivel del suelo.
En general, las acometidas se realizan siguiendo los trazados más cortos. Para ello, se recurre a dispositivos adecuados de conexión y se aísla convenientemente toda la red hasta los elementos de conexión de la caja general de protección. La acometida siempre discurre por terrenos de dominio público, excepto cuando se autorice lo contrario, y se evita su instalación en patios interiores, garajes o jardines privados.
Lo habitual es que cada edificio tenga una única acometida, aunque se pueden realizar instalaciones independientes para suministros complementarios establecidos en el Reglamento Electrotécnico para Baja Tensión o aquellos que, por sus características especiales, así lo aconsejen.