La iluminación en un hogar es algo fundamental. La colocación de puntos de luz en lugares estratégicos va a ser crucial para generar unos determinados ambientes. Pero además de influir directamente en la ubicación y el tipo de la luz, también se puede actuar sobre ella realizando divertidos trabajos como puede ser el dar un toque personal a la pantalla de una lámpara que se encuentre en el dormitorio, en el salón o en cualquier otra estancia de la casa.
Como en todo trabajo que se afronta por primera vez, es aconsejable optar por retos sencillos con el fin de ir adquiriendo experiencia y práctica en el uso de una nueva herramienta o técnica. Así que teniendo esto muy presente se va a preparar el diseño que se quiere plasmar en la pantalla de la lámpara. Las formas geométricas, las líneas sencillas y la combinación de tres o cuatro colores pueden ser la mejor opción para introducirse en esta nueva manualidad.
Una vez que se tiene el diseño preparado en un papel, se trata de plasmarlo en la propia pantalla, utilizando para ello un lápiz. Cuando se esté dibujando con el lápiz las líneas a seguir es importante no marcar muy fuerte los trazos, sobre todo porque podríamos acabar rompiendo la pantalla de la lámpara.
Antes de dar el paso de colorear es preciso contar con las pinturas más apropiadas. En este caso se utilizarán lápices de pintura al óleo, que son muy sencillos de aplicar y son muy recomendables para llevar a cabo trabajos en los que se necesitan cubrir importantes superficies.
Según se va pintando la superficie hemos de tener especial cuidado con no apoyar la mano en un espacio pintado previamente porque pueden aparecer borrones. Así que para evitar sustos, todo el trabajo de colorear lo deberemos realizar a mano alzada.
Cuando tengamos aplicado el color de base y éste permanezca aún fresco, es preciso obligar a que la pintura al óleo penetre en la tela de la pantalla. Para ello se recurre al sencillo truco de utilizar un cepillo de dientes que obviamente se encuentre limpio y seco. Este cepillo se frotará circularmente, teniendo en cuenta que deberemos utilizar uno para cada color de base que hayamos empleado.
Tras cepillar toda la superficie, el siguiente paso es retirar la pintura que no haya acabado de penetrar. Usaremos papel de cocina para eliminar aquella pintura que no haya penetrado, pero con cuidado de no restregar la pantalla de lámpara. Esto debe hacerse dando pequeños golpes secos con el papel sobre la tela, porque de lo contrario se pueden acabar emborronando y mezclando unos colores con otros.
Posteriormente hay que dejar secar la pintura base durante al menos doce horas. Con las mismas pinturas al óleo se puede terminar de realizar el diseño que se había establecido previamente. Es conveniente dejar secar otras doce horas antes de utilizar esta espléndida lámpara.