Es muy importante poseer las herramientas adecuadas para poder llevar a cabo cada una de las actividades que un jardín requiere, a pesar del desembolso que ello supone. Pero también es primordial saber utilizar cada utensilio adecuadamente, para conseguir un ahorro de tiempo y esfuerzo.
Un ejemplo es la utilidad del rastrillo. Este apero es fundamental para todo jardinero. Lo más normal es emplearlo para igualar y nivelar superficies en las que se acaba de echar tierra, turba o arena, pero también puede ser doblemente útil si se sabe utilizar, además de los «dientes», la barra superior de la que dispone para fijar los mismos.
¿Para qué puede servir? Pues muy fácil, a la vez que se está rastrillando es frecuente que salgan terrones de tierra que hay que desmenuzar para que el sustrato se encuentre suelto. Esta labor se suele hacer con la orca o la pala, pero, para no perder tiempo cogiendo una herramienta, dejando otra y volviendo al trabajo inicial, lo mejor es, según se va rastrillando y encontrando algún terrón, darle la vuelta al rastrillo y con él golpear el bloque de tierra para desmenuzarlo.