La composición del suelo es algo vital a la hora de trabajar en cualquier jardín, ya que en función de éste los resultados que se pueden lograr en cuanto a tiempo y calidad varían enormemente.
Si, por cualquier circunstancia, las características del terreno no son las más apropiadas será preciso compensarlo recurriendo a diferentes elementos. Pero, además, hay que intentar sacar el mayor partido al suelo más rico.
Cuando se empieza a acondicionar un terreno o se quiere mantener en buenas condiciones el ya existente lo primero que se hace es retirar las malas hierbas. Los hierbajos lo único que hacen es consumir los nutrientes que hay en el sustrato así que es necesario eliminarlos. Cuando se retiren es importante aprovechar la tierra que rodea a las raíces de estas malas hierbas, porque es muy probable que ésta sea la que tenga una composición más rica, sobre todo si el suelo no es especialmente fértil.
En el caso en el que las malas hierbas se extraigan de un suelo arenoso no hay problema, la tierra de alrededor de las raíces se puede soltar fácilmente, si por el contrario el suelo es muy arcilloso, conviene esperar y dejarlas secar al sol durante 24 horas para quitar al cabo de este tiempo la tierra fértil que las rodea.