Los biocidas protegen la pintura. La mantienen en buen estado y evitan que se formen bacterias. La Directiva Europea de biocidas regula la cantidad que se debe emplear en cada bote, ya que en grandes concentraciones pueden ser aditivos tóxicos. De hecho, las pinturas ecológicas carecen de biocidas.
Estos componentes se utilizan en pinturas al agua para frenar su deterioro. De lo contrario, se pueden desarrollar microorganismos como hongos, mohos o levaduras, que provocan la fermentación de la pintura. Evitar el crecimiento de este tipo de bacterias es fundamental.
Respecto a las pinturas con disolvente, en general, no requieren estos aditivos, ya que el propio disolvente frena el crecimiento de los microorganismos.
Duración limitada
La mayor parte de las pinturas que se adquieren tienen una duración limitada. Además, hay que contar con el tiempo que pasan almacenadas antes de utilizarse. De ahí la necesidad de protegerlas.
Una vez abierto el bote, el contacto con el aire favorece la aparición de una capa que convierte la pintura en inservible. Los biocidas que se emplean en la actualidad evitan este proceso a partir de combinaciones que minimizan el riesgo de toxicidad. La normativa es muy escrupulosa en este sentido y obliga, además, a indicar en la etiqueta del producto su composición.
Componentes
Las pinturas están formadas por aglutinantes, pigmentos, disolventes y aditivos
Cualquier pintura está formada por cuatro componentes. En primer lugar, cuentan con aglutinantes que actúan como un adhesivo y se encargan, por un lado, de unir los diferentes elementos del producto, y por otro, de adherir la pintura a la pared. Estos aglutinantes suelen ser resinas sintéticas.
Otros componentes básicos son: los pigmentos, que aportan color y protegen contra la corrosión: los disolventes, que mantienen la pintura en estado líquido para trabajar con ella y se evaporan tras aplicar la pintura sobre la superficie; y los aditivos, que logran propiedades especiales, como el efecto antigoteo.
Antes de aplicar la pintura sobre cualquier superficie, es conveniente removerla. Esta operación evita que los componentes se separen y se depositen en el fondo del bote. Para ello:
- Cuando se trate de un bote nuevo, conviene agitarlo antes de abrir.
- Cuando el bote se haya usado con anterioridad, hay que removerlo una vez abierto.