Las cajas para almacenaje son una opción muy práctica para mantener el orden en casa. Resultan muy útiles para guardar la ropa de la temporada anterior, poner objetos y documentos a salvo del polvo o, incluso, realizar la mudanza de manera organizada. Las más habituales están fabricadas en cartón o plástico, por lo que suelen ser muy económicas. Además, si se prefiere, algunas disponen de ruedas para que su desplazamiento no se convierta en una tarea pesada.
Una caja para cada necesidad
Cuando la casa no es demasiado grande o hay tantos objetos a la vista que la sensación de desorden se acentúa, las cajas para almacenaje son una buena solución para resolver ambos problemas. Al ser apilables, ayudan a mantener multitud de objetos en un espacio reducido, lo que permite a la vez poner orden en el hogar.
Algunas tienen asas o hendiduras en los laterales para facilitar su manejo
Estas cajas, también denominadas contenedores, están pensadas para almacenar desde vestuario a documentos, juguetes, libros, apuntes, cd y dvd… Cuando los armarios resultan insuficientes para guardar todos estos objetos, las cajas multiusos se convierten en la mejor alternativa. Son ligeras, pero resistentes, y fáciles de transportar.
Su manejabilidad -algunas tienen asas o hendiduras en los laterales- permite colocarlas tanto en el suelo (lugares accesibles) como en la parte superior de los armarios. Combinan estética y funcionalidad. Se pueden utilizar para realizar la mudanza, como alternativa a los tradicionales cajones o, simplemente, para almacenar objetos de manera temporal.
Seleccionar la caja adecuada
Los contenedores portátiles de almacenamiento permiten organizar mejor el espacio. Se venden en diferentes tamaños para adaptarse a las necesidades. El interior suele ser liso para aprovechar mejor el espacio y, en ocasiones, está compartimentado para clasificar y localizar mejor los objetos. Otra opción es recurrir a separadores.
El interior puede ser liso o compartimentado para aprovechar mejor el espacio
Cuando se apilan varias cajas, es aconsejable que el perímetro esté reforzado para aguantar mejor el peso. Además, si las cajas son iguales se puede colocar una etiqueta para distinguirlas. Estas etiquetas permiten anotar el contenido de la caja, la fecha o el tipo de material que se guarda. En cuanto a las tapas, pueden estar unidas a la caja con bisagras o ser independientes. Es preferible, eso sí, que las tapas sean lisas para facilitar el apilado.
Por otro lado, cuando las cajas no poseen ruedas, conviene que la base sea rugosa y antideslizante. En caso contrario, las ruedas han de permitir un desplazamiento suave. Si se prefiere, las ruedas se pueden sustituir por un sistema de rodillos o bandas transportadoras.
Las cajas se pueden encontrar en diversos materiales, medidas y colores. No obstante, también es posible fabricar las cajas manualmente para que se ajusten a las necesidades concretas de cada persona. Lo más sencillo es emplear cartón y decorar las cajas con cartulina o papel decorativo. De esta manera, será fácil distinguir las cajas. También la madera da muy buen resultado y mejor resistencia, pero hay que tener cuidado al unir las diferentes partes. Hay que elegir una cola especial para madera.