Las cisternas fluxor se colocan habitualmente en locales de hostelería, hospitales, residencias o grandes superficies. Son las preferidas en instalaciones donde el consumo de agua es frecuente y abundante, ya que su peculiar diseño permite regular el caudal y la duración de la descarga, lo que conlleva ahorrar en la factura. Además, los fluxores no requieren un depósito tradicional (elevado o incorporado en el inodoro), sino que se valen de un pulsador y un tanque acumulador intermedio para funcionar, por lo que dejan más espacio libre en el cuarto de baño.
Hasta ahora, son poco frecuentes en el ámbito doméstico. Las Normas Básicas para Instalaciones Interiores de Suministro de Agua reconocen incluso que, por sus «características hidráulicas singulares», los fluxores pueden tener un funcionamiento incorrecto. No obstante, esta norma establece las condiciones especiales que deben cumplir para no crear problemas en el hogar.
Diseño
Los fluxores de cierre automático, también denominados válvulas de descarga, están provistos de un pulsador que, cuando se presiona, produce una caída abundante de agua. Lo habitual es que ésta se escape sólo mientras se oprime el pulsador y que la salida de agua se interrumpa lentamente. Gracias a esta operación, la duración del ruido al almacenar agua para la siguiente descarga es menor que en las instalaciones corrientes.
La duración del ruido al almacenar agua para la siguiente descarga es menor
En cuanto al diseño, hay fluxores a la vista y empotrados o encastrados en la pared. En los primeros, se ve el pulsador y una tubería, mientras que en los segundos sólo se percibe el pulsador. Éste puede ser un botón, una palanca o un embellecedor con botón frontal. Algunos diseños disponen además de una llave de paso.
Al carecer de depósito tradicional, los fluxores aprovechan los cambios de presión para descargar agua. Por ello, hay que asegurar un nivel mínimo de presión (generalmente 0,9 bar) y disponer de tuberías, llaves y contadores de mayor diámetro, que permitan el paso de un caudal considerable. Las necesidades varían según el modelo de fluxor que se adquiera, pero la normativa recomienda un caudal instantáneo comprendido entre 1,25 y 2 litros por segundo.
Obliga a variar las características de las instalaciones domésticas, que tienen un caudal inferior
Esta elevada demanda de agua obliga a variar las características de las instalaciones domésticas, ya que el caudal que necesita el resto de aparatos es muy inferior. Además, si la instalación no se realiza correctamente, durante el empleo del fluxor se puede dejar sin agua al resto de servicios o perder presión el suministro y producirse retornos de agua sucia hacia la instalación general.