El vidrio es un material que se emplea con frecuencia en gran parte de los trabajos de bricolaje. Aprender a cortarlo sin trizas ni bordes ondulados es una de las operaciones fundamentales que requiere su manipulación. Para conseguirlo, además de pulso y destreza, es preciso realizar el corte con una herramienta de calidad. Los cortavidrios que incorporan una rueda dentada de carburo de tungsteno facilitan en gran medida la tarea. Manejar el utensilio de forma apropiada y seguir ciertas precauciones aseguran un corte limpio y sin esquirlas.
Cortes rectos
Antes de comenzar la tarea, hay que situar la placa de vidrio sobre la que se trabajará en un plano horizontal y estable. Una mesa o un banco de trabajo sobre el que se habrá colocado con anterioridad una manta, o un tejido grueso, son dos ubicaciones apropiadas.
La pieza de vidrio debe disponerse de forma que toda su superficie abarque la del lugar de trabajo. Para evitar correr riesgos innecesarios, la placa no ha de quedar al borde de la mesa. Además, en el momento de comenzar a manipular el vidrio, es recomendable equiparse con un par de guantes gruesos y gafas protectoras.
Cuando el corte sea recto, es posible marcar el trazado con la ayuda de una regla. Para conseguir un trazo sin irregularidades resulta útil emplear dos ventosas para fijarla. A continuación, se raya la superficie con el cortavidrios con movimientos firmes y continuos. Es fundamental ejercer una presión constante sobre la herramienta. De lo contrario, el corte es irregular o con rebabas en algunos puntos.
La pieza de vidrio debe disponerse de forma que toda su superficie abarque el lugar de trabajo
Una vez que las marcas de corte están efectuadas, es el momento de desentonar el vidrio. Para ello, hay que mover la pieza hasta el borde de la mesa de trabajo y golpear con una herramienta metálica las líneas de corte. En general, basta un único golpe seco para comprobar cómo se emblanquece el vidrio y se esboza el corte.
Por último, hay que deslizar la pieza para que la marca de corte sea paralela al borde de la mesa, sujetar el recorte con unos alicates protegidos con un trapo y tirar con fuerza hacia abajo hasta que se desunan ambas partes.
En curvo
Para cortes curvos, la técnica es la misma, pero varía la herramienta que se debe emplear. En este caso, lo apropiado es utilizar un contorneador. Este tipo de cortavidrio también requiere un uso continuo, sin interrupciones. Para manejarlo con éxito, es preciso sujetarlo con firmeza con un pulgar sobre el otro. De esta manera, se ejerce una presión uniforme sobre la herramienta y se dirige de forma óptima cuando la línea de corte es curvada.
Para facilitar el trazado, en lugar de utilizar una regla como guía, es posible elaborar una plantilla con acetato, o papel de tipo kraft, que reproduzca la forma deseada. Una vez que se copia el trazado, es preciso deslizarla bajo la placa de vidrio.
Después de efectuar el corte, se deben extremar las precauciones. Los bordes de la pieza de vidrio son elementos muy afilados sobre los que hay que trabajar. Para ello, se debe emplear una piedra de carborundo. Al igual que en el proceso de corte, la placa de vidrio tiene que colocarse en una mesa estable, con la arista sobre el borde para que la tarea resulte más cómoda. Las gafas protectoras y los guantes tampoco han de faltar.
Las partes que se deben pulir son la arista superior, la inferior y el canto de la pieza. Es aconsejable desplazar la piedra de carborundo con movimientos rotativos. Además, para mejorar el rendimiento del accesorio, conviene mojarlo en agua de forma regular. Por último, hay que limpiar los bordes con un trapo seco para retirar el polvo del pulido. De esta manera, se elimina la suciedad de la pieza y se verifica si es o no necesario seguir con el lijado de las aristas.