Uno de los materiales más empleados parta fabricar mobiliario de jardín, si excluimos el plástico y la resina tan empleados por su resistencia, es el mimbre. Las sillas de este material son más estables frente a los golpes de viento, al ser más pesadas, y sin cojines son igual de incómodas. Además, una tromba de agua puede dañarlas seriamente.
No obstante si no se quiere renunciar a la belleza de un mobiliario tan rústico y artesanal, como el fabricado en mimbre, puede adquirir unos muebles fabricados con un material sintético llamado hularo que imita a la perfección el color, acabado, porte y prestancia del mimbre.
El hulazo es artificial, pero en cambio resulta muy resistente al agua y a las condiciones climatológicas extremas, lo que le convierte en el candidato ideal para estar a la intemperie sin la necesidad de ningún tipo de mantenimiento.