El gotelé es una técnica decorativa actualmente en desuso, por lo que quienes se deciden a decorar nuevamente una estancia suelen previamente retirar el gotelé para pintar sobre una superficie lisa. La forma más sencilla de ocultarlo consiste en aplicarle una capa de masilla que nos permita alisar la pared.
Sin embargo, en esta ocasión lo que deseamos es sustituir el clásico blanco del gotelé por otro color más acorde con la decoración actual, crema o azul por ejemplo, pero manteniendo el granulado de la pared.
Esta es una buena opción, sobre todo si el granulado es de reducido tamaño, ya que su presencia es menos notoria, y los nuevos colores también aportarán luminosidad. Además, uno de los principales motivos por los que se emplea el gotelé es para disimular las imperfecciones en el raseado, por lo que si decidimos retirarlo deberemos realizar este proceso a conciencia, para eliminar grietas y otros posibles defectos de la pared.
No obstante, y aunque el resultado no sea el mismo, pintando directamente sobre la pared rugosa simplificamos el proceso decorativo, manteniéndola en buen estado y dándole un nuevo aspecto a la habitación. Bastará con aplicar la nueva capa de pintura, con la ayuda de un rodillo, y emplear una brocha de pequeño tamaño para pintar las zonas adyacentes a las esquinas. Es recomendable aplicar dos manos de pintura sobre para conseguir un acabado uniforme.