Tras excavar la superficie y profundidad precisa para edificar un estanque, alberca o cualquier otra construcción de este tipo en su jardín, observará como fruto una gran cantidad de tierra que, sin duda, se puede aprovechar.
Cualquier jardinero sabe de la importancia de tener tierra, y sobre todo de buena calidad, así que, en principio, mientras termina las obras de la alberca o el estanque lo mejor es almacenar el excedente de tierra en algún rincón del jardín.
Cuando haya finalizado la construcción que había previsto, dispóngase a mezclar dicha tierra con sustancias orgánicas (las mismas que se puedan echar a un compost pero siempre que sean de descomposición rápida), fertilizantes en polvo y cualquier otro residuo natural fruto del quehacer diario en el jardín, ramas de árboles frutos desechados, huesos de frutas…
A las pocas semanas verá cómo dicha tierra se ha convertido en un estupendo mantillo con el que podrá enriquecer cualquier plantación que quiera realizar en su jardín.
Pero antes de ponerse a excavar en el jardín, recuerde que la pequeña laguna no tiene que estar muy cercana a la casa, debido a la multitud de insectos y pájaros que podrán hacer de ella su lugar habitual de residencia, aunque si desea colocar puntos de luz a su alrededor y un sistema de limpieza será necesario que su ubicación se encuentre cerca de una toma de corriente eléctrica.