Cualquier utensilio que se utilice para pintar se puede emplear a la vez para crear diferentes efectos sobre la pared. La decoración en colores lisos se complementa con diversas técnicas que recrean espacios de líneas irregulares e ilusiones ópticas que permiten imitar otros materiales, como la piedra o el mármol. Son alternativas a la pintura tradicional con las que se rompe la monotonía, en ocasiones, sin necesidad de emplear una cantidad mayor de pintura.
Una de estas técnicas es el esponjado o trapeado. Aunque, en general, se recurre a ella para destacar un color intenso sobre un fondo pálido, también se puede utilizar para retirar o difuminar el color de las paredes. La herramienta básica es un trapo, que ha de estar bien escurrido y enrollado para arrastrar la pintura sobrante.
Paso a paso
Tras aplicar una primera mano de color, se mezclan en un recipiente una parte de pintura y tres de esmalte, aproximadamente, según la intensidad que se quiera conseguir. El esmalte puede ser acrílico o al aceite. El primero contiene una base de agua y no amarillea, mientras que el segundo tiene una base de aceite de linaza, logra una mejor calidad, pero amarillea con el tiempo.
La mezcla de pintura y esmalte depende de la intensidad que se quiera conseguir
Con esta mezcla se pinta la pared con una brocha, en una única dirección, y se aprovecha el sobrante para empapar el trapo. Éste se sumerge en el recipiente, se escurre el exceso de pintura y se le da forma de rodillo. De este modo se le pasa sobre la pared, también en una dirección, desde abajo hacia arriba, hasta donde se alcance.
A continuación se realiza el mismo procedimiento, pero se pasa el trapo desde arriba hacia abajo, en la zona que queda sin pintar. Con esta técnica, se consigue que el punto en el que ambas zonas confluyen sea menos evidente.
En lugar de utilizar un trapo, es posible realizar esta técnica con un rodillo o una brocha de pelo corto. Con ambos, además de conseguir acelerar el trabajo, se obtiene un efecto muy atractivo irregular o arrugado. Hay que asegurarse de que al apoyarse sobre la pared contengan una cantidad justa de pintura. Para ello, se pueden escurrir previamente con un trapo seco de tejido absorbente. Asimismo, conviene dar los primeros brochazos en zonas menos visibles, ya que será ahí donde quedará una mayor cantidad de pintura.