El olor a humedad y a cerrado surge en los hogares sobre todo en invierno, cuando es más difícil mantener las ventanas abiertas y los días ofrecen menos luz natural. Pero también puede estar generado por filtraciones de humedad que producen la aparición de moho en las paredes. Este artículo describe el papel que desempeñan una buena ventilación y el acceso de la luz natural para evitar malos olores, las filtraciones de humedad como sus causantes, los aromatizantes naturales para el hogar y los dispositivos que ayudan a eliminar los olores desagradables.
La decoración de una casa no es solo lo que se ve. Además del aspecto visual, hay otros factores que constituyen el ambiente, sobre todo los sonidos y los aromas. Más allá de algún problema puntual, el mal olor más frecuente en el hogar es el olor a humedad o a cerrado: si invade una estancia o la vivienda entera, permanecer en su interior resultará muy desagradable. Existen distintos métodos simples para evitar que eso suceda.
Ventilación y luz para evitar malos olores
Los malos olores están ocasionados por el moho y los hongos, propiciados por la humedad, la poca luz y falta de ventilación
El más efectivo es la prevención: mantener la casa bien aireada y, si es posible, con mucho acceso de la luz natural. La causa de este olor es la presencia de moho y hongos, que encuentran en zonas con altos niveles de humedad, oscuridad y poca ventilación las condiciones más propicias para desarrollarse. Por eso, si se garantizan ventilación y buena iluminación, será difícil que estos olores aparezcan.
Mantener una buena ventilación es sencillo en verano, pero en otras épocas del año se puede complicar. En invierno hay que tratar de aprovechar los momentos de buen tiempo para abrir las ventanas, al menos durante breves periodos. Cinco minutos pueden ser suficientes. Pero también hay que evitar que permanezcan abiertas durante demasiado tiempo, pues puede ocurrir que la estancia se enfríe demasiado y luego cueste mucho (tiempo y energía) alcanzar de nuevo una buena temperatura.
Filtraciones de humedad, causantes del mal olor
En ocasiones, el problema del mal olor no solo tiene que ver con la falta de ventilación, sino con problemas internos, como tuberías rotas, goteras u otras filtraciones, que causen las típicas manchas de humedad en la pared. Eliminar los malos olores es, en estos casos, más complicado, porque exige erradicar el motivo que lo origina.
La recomendación es identificar el problema, así como el sitio exacto donde se encuentra, y cuanto antes ponerle solución, ya sea que lo pueda hacer uno mismo o que haya que llamar a un fontanero u otro profesional.
Una vez bloqueada la fuga de humedad, habrá que limpiar bien la zona, para quitar todo el moho, los hongos o bacterias que puedan permanecer allí. En este momento también será fundamental que la estancia esté bien aireada y, si es necesario, se puede ayudar a que Más allá de la necesidad de solucionar el problema, también es posible recurrir al uso de distintas sustancias o elementos naturales que contribuyan a la eliminación de los malos olores y aporten aromas agradables. A continuación se enumeran las empleadas con mayor frecuencia: Bicarbonato de sodio. Una de las características de esta sustancia es su capacidad para absorber los olores. Si se esparce bicarbonato de sodio en una estancia con mal olor, ayudará a que desaparezca. Plantas o flores. Las especies aromáticas garantizan el mejor aroma para el hogar: eneldo, tomillo, hinojo, menta, hierbabuena, laurel, romero, salvia, estragón, perejil, etc. Cumplen una doble función, porque además de aromatizar, se pueden utilizar para condimentar los alimentos. Velas aromáticas e inciensos. Esta opción también es muy común y muy fácil de implementar. Además, las velas no solo aportan su aroma, sino la calidez de su iluminación. Y se pueden fabricar de forma artesanal, para ahorrar dinero y uno mismo ser partícipe de todo el proceso. Existen dos dispositivos electrónicos que también sirven no solo para eliminar los malos olores, sino también para su prevención. Uno de ellos es el deshumidificador, un aparato pequeño y bastante asequible que reduce la humedad ambiental. El otro es el purificador de aire, cuyo objetivo no es quitar la humedad, sino filtrar las partículas suspendidas en el aire y ayudar a hacer desaparecer los ácaros, el polen y otros microorganismos y contaminantes. Hay varios tipos de purificadores, entre ellos los de carbón vegetal, iónicos, de ozono y con luz violeta. Son portátiles y, en general, su precio también es interesante.Aromatizantes para el hogar