La época de buenas temperaturas puede venir acompañada de alguna sorpresa poco agradable, como descubrir manchas de óxido en el toldo, producto de la humedad propia del invierno. Aunque existen formas de prevenirlas, a menudo estas manchas aparecen igual. Este artículo explica el problema que representa el óxido para los toldos, el paso a paso para eliminarlo y las medidas de seguridad y precauciones que es necesario tomar antes de afrontar esta labor.
El óxido, un problema para los toldos
Es bastante frecuente que, con la llegada del verano, se preste de nuevo atención a ciertos elementos o partes de la casa que, durante la temporada de frío, hubieran quedado «olvidadas». El toldo, que protege del sol y permite sacar un mayor partido a balcones y terrazas, es uno de esos componentes. Y no es extraño que, al revisar esta pieza con las buenas temperaturas, se encuentren manchas de óxido en las juntas y estructuras metálicas.
El óxido del toldo se puede prevenir con la aplicación de aceites y otros productos lubricantes
En realidad, muchos toldos incluyen tratamientos de fábrica para evitar la oxidación. También se puede prevenir este problema con la aplicación de aceites y otros productos lubricantes, que permiten repeler la corrosión que provoca la acción conjunta del agua y el oxígeno.
Sin embargo, los tratamientos de fábrica pierden eficacia con el paso de los años, y existen toldos que no cuentan con ellos. Además, los cuidados con aceites y lubricantes no siempre resultan efectivos.
En cualquier caso, si se detecta óxido en el toldo, será necesario limpiarlo, no solo para cuidar el aspecto estético de la zona, sino también para evitar que se expanda y perjudique de forma definitiva a la estructura.
La eliminación del óxido del toldo paso a paso
La técnica para eliminar el óxido de una superficie es simple: lijarla hasta que quede limpia. Lo que puede ser más complejo es alcanzar las zonas afectadas con la lija o retirar las manchas, que pueden estar muy impregnadas (sobre todo si son antiguas). La alternativa cuando el papel de lija no resulta suficiente es utilizar un cepillo, manual o de los que se acoplan a un taladro.
El último recurso es la aplicación de pintura anticorrosiva, que evita la expansión del óxido e impide la formación de nuevas manchas
En ciertos casos, la mejor forma de aplicar estos tratamientos de limpieza es desarmar el toldo y poder trabajar con sus partes por separado o, al menos, sobre el suelo. Pero esto no siempre es posible: depende del tipo de toldo, de su estructura, etc.
Una vez retirado el óxido de la superficie, se recomienda limpiarla con un paño empapado en vinagre y, más tarde, aceite de vaselina. Esto funciona como los lubricantes: dificulta que en el futuro el óxido de nuevo afecte a ese toldo.
Si pese a todos estos trabajos el óxido sigue sin poder quitarse, queda un último recurso: recubrir la superficie con pintura anticorrosiva. En general, esto tiene como resultado evitar la expansión del óxido ya formado e impedir la aparición de nuevas manchas. La pintura anticorrosiva funciona además como capa de imprimación, de manera que por encima se puede utilizar otra pintura para dar a la estructura el color deseado.
Las partes de los toldos que más tienden a oxidarse están, en general, en rincones y otras áreas de difícil acceso. Esto se debe a que es más complicado que esas zonas se aireen y ventilen. A eso hay que añadir los inconvenientes que pueden existir por la propia ubicación del toldo.
Antes de comenzar con su limpieza, hay que tomar en cuenta todas las medidas de seguridad y precaución, sobre todo en la colocación y la firmeza de las escaleras para alcanzar el toldo, y mucho más aún si se trabaja en un balcón. Solo una vez que se hayan considerado todos los factores de seguridad, habrá que proceder a la limpieza.