Si un tiesto ha dejado manchas de cal en el suelo de la terraza, se puede llevar a cabo un pequeño truco que consiste en calentar lejía y aplicarla con un cepillo siguiendo la veta de la cerámica. Es conveniente acostumbrarse a tener en reserva un par o tres de botellas de agua corriente, previamente sometida a ebullición durante diez minutos. La ebullición tiene el efecto de depositar la cal del agua en las paredes del cazo. El agua será más pura. Es por ello que el método más acertado radica en regar con este agua las plantas de interior, y con prioridad aquellas que no soporten el agua calcárea, como gardenias, azaleas, etc. Si se pulveriza sobre sus hojas, se comprobará que al evaporarse no deja trazas.
La medida puede ser un litro por planta aproximadamente. Las manchas de cal que quedan en las hojas de las plantas, una vez se evapora el agua con que se ha vaporizado, no constituyen solamente una cuestión de estética, sino que también son perjudiciales para la salud de la planta, al dificultar su metabolismo gaseoso. Para evitarlo, es aconsejable vaporizarlas siempre con agua descalcificada o con agua de lluvia. También se puede hervir el agua para quitarle la cal o recurrir a los filtros que con este fin se encuentran en los comercios.