Cuando se lleva a cabo la siembra del césped o simplemente cuando se realiza el recebado de una zona del jardín en concreto, se puede dar la circunstancia de que los pájaros encuentran en estas semillas un auténtico manjar, impidiendo que estos prosperen.
Para que nuestro esfuerzo no suponga un trabajo infructuoso, debido a la acción casi inevitable de las aves, siempre se recomienda emplear ligeramente más cantidad del kilogramo de semillas por 30 metros cuadrados habitual, así tendremos mayores oportunidades de que algunos de los granos que hemos sembrado no sean devorados y puedan convertirse en un tupido césped.
Existe otra opción laboriosa, pero sin duda muy eficaz. Distribuya las semillas a lo largo de toda la superficie e inmediatamente después prepare una mezcla de turba con arena en las proporciones recomendadas para las condiciones específicas de su terreno. Luego, aplique la capa encima de la zona sembrada hasta tapar las semillas de la aguda vista de los pájaros.
De esta manera habrá evitado que las aves del lugar acaben con su césped antes de convertirse en tal. Aunque es laborioso, este proceso es especialmente recomendado para aquellos que siembren gramíneas de alta calidad.