El mal olor de las maletas se puede quitar con una limpieza no muy compleja, aunque a menudo se descubre bastante tarde: justo cuando hay que hacerla para salir de viaje. En cualquier caso, la mejor forma de evitar los olores es prevenirlos en el momento de guardarlas en un armario o el trastero. Este artículo explica cómo ventilar y limpiar las maletas con mal olor y describe las técnicas para prevenir que lo adquieran al quedar cerradas. También aporta ideas para hacer las maletas y ocupar poco espacio al guardarlas.
Ventilar y limpiar las maletas con mal olor
Es una escena que se repite a menudo, sobre todo cuando llega la época de vacaciones: se saca la maleta del trastero, se abre para guardar lo que se ha de llevar de viaje… y se descubre que huele mal, a cerrado o humedad. Por lo tanto, lo más probable es que lo que se guarde allí (sobre todo la ropa) terminará contaminándose de ese mismo mal olor. Entonces, ¿qué hacer?
Hay que lavar la maleta con un paño empapado en agua y jabón neutro, y luego dejar que seque bien
Lo primero será dejar la maleta vacía y con todos sus compartimentos y bolsillos abiertos en un lugar ventilado. Si hace mucho calor, es aconsejable evitar exponerla de forma directa a los rayos del sol: lo mejor es colocarla a la sombra. En función de la intensidad del olor y del tiempo que llevase cerrada, convendrá dejarla más o menos tiempo. Si no es demasiado fuerte, con media hora será suficiente.
Una vez ventilada la maleta, hay que limpiarla. Para ello, los productos más apropiados son simples: un paño empapado en agua y jabón neutro. Se escurre bien y se aplica en las superficies interiores de la maleta. Es recomendable no frotar con mucha intensidad, para evitar posibles daños en los tejidos interiores, pero sí pasar con bastante fuerza para quitar las partículas que estén adheridas.
Después se aclara con un paño mojado solo en agua, sin jabón. Y se deja secar en un sitio ventilado, de la misma forma en que se había dejado antes para airearla. Una vez seca, se puede aplicar en el interior de la maleta algún producto aromatizador, que le dé una fragancia agradable.
Prevenir que las maletas adquieran mal olor al guardarse cerradas
En realidad, el mejor recurso es tomar medidas para prevenir que el interior de las maletas huela mal, después de que estas permanezcan cerradas y almacenadas durante una temporada. Con este objetivo, antes de guardar una maleta, se debe ventilar de la manera en que se explica más arriba y, luego, introducir en su interior algún dispositivo antihumedad.
Plantas aromáticas, como la lavanda, la hierbabuena o la menta, otorgan a las maletas una gran frescura
Existen en el mercado dispositivos de estas características, pero también se pueden emplear productos naturales, como arroz, tizas, carbón vegetal o bicarbonato de sodio. El procedimiento es muy sencillo: se toma una pequeña cantidad de alguno de estos elementos, se mete en un saco o bolsa de tela (o un recipiente abierto, para el caso del bicarbonato) y se deja dentro de la maleta. Por sus propias características, estos productos absorben la humedad y evitan que esta se impregne a los tejidos de la parte interior.
Para complementar la tarea de este dispositivo, existen elementos que emanan buen olor y que, si se ponen también dentro de las maletas, hacen que estas huelan bien cuando se abran después de mucho tiempo cerradas. Manojos de plantas aromáticas, como lavanda, hierbabuena, menta e, incluso, orégano o albahaca, otorgan una frescura que deja a las maletas, cuando se vuelven a abrir, listas para usar.
También es bueno en este sentido tratar de mantener ventilado el sitio donde se guarden las maletas, ya sea un trastero, un armario o cualquier otro espacio. Esto contribuirá a reducir las posibilidades de que estas piezas huelan mal.
Tanto si al abrir la maleta se descubre que tiene mal olor y no hay tiempo para limpiarla, como si se desea proteger la ropa delicada de los roces u otros posibles inconvenientes, existe la posibilidad de usar fundas o simples bolsas de plástico para meter lo que se deba llevar dentro de la maleta. En todo caso, siempre conviene llevar bolsas auxiliares para guardar la ropa usada y evitar así que se mezcle con la que aún no se utilizó. Estas bolsas, además, pueden ser útiles ante múltiples necesidades.
Por otro lado, siempre que sea posible, la alternativa de meter unas maletas dentro de otras (como las tradicionales cajas chinas o muñecas rusas) permite ahorrar mucho espacio. Esta técnica no excluye la posibilidad de guardar en su interior dispositivos antihumedad y plantas aromáticas. El problema radicaría en que una maleta con mal olor en su parte externa (si es de cuero u otro material similar) podría “transmitirlo” a la más grande dentro de la cual se hallase. En ese caso, lo recomendable será guardarla aparte.