Tal vez, lo más habitual sea relacionar los valores de pH con niveles de sequedad de la piel, más que con la propia tierra. Pero el suelo también utiliza esta forma de medición para indicar el grado de alcalinidad o acidez del sustrato, en función del grado de concentración de iones de hidrógeno que presente.
Partiendo de esta definición es preciso saber que existe una escala de medición que incluye 14 diferentes niveles que van del 0 al 14, representando el «0» el máximo grado de acidez y el «14» el de mayor alcalinidad. Cuando el suelo diera como resultado de la medición un «7», se diría que el sustrato es neutro, es decir que los valores de acidez y alcalinidad se encuentran totalmente equilibrados.
Los valores idóneos entre los que se debiera encontrar el suelo de cualquier jardín es entre el «6» y el «7», de tal manera que hubiera una cierta acidez en el terreno, pero que estuviera más cerca de unos niveles neutros. Sin embargo, lo más habitual es la existencia de jardines que abarcan una horquilla del «4,5» al «8» de pH, lo que en función de lo que se desee plantar puede ser necesario corregir, aplicándole ciertos complementos minerales.
Pero antes de llegar a alterar estas condiciones del sustrato, resulta conveniente conocer el pH del jardín de cada uno y saber cuáles son las plantas más apropiadas. La fórmula más recomendable consiste en llevar a cabo diferentes mediciones, más aún si el terreno cultivable es amplio o existen zonas diferentes de plantación, puesto que es conveniente conocer los valores de cada zona. Para ello se utilizará un equipo de medición que se pude encontrar en cualquier tienda especializada en jardinería.
En función de los resultados se deciden las plantas que se van a cultivar, puesto que unas especies vegetarán mejor sobre un tipo de suelo que sobre otros. A continuación se ofrece una relación de las plantas más comunes, apropiadas a los diferentes valores de pH del suelo:
-Suelos alcalinos (7,5). Caléndula, Ciprés, Manzano, Petunia, Rosal o Tulipán.
-Suelos neutros o un poco ácidos (7 – 6,75). Anémona, Cana, Dalia, Gladiolo, Lirio, Sauce, Tejo o Violeta.
-Suelos ácidos (6). Arce, Begonia, Brezo, Ciclamen, Laurel, Lavanda, Prímula o Rododendro.
-Suelos muy ácidos (4,5 aproximadamente). Azalea, Gardenia, Helecho, Hortensia o Haya.
Teniendo presente esto y conociendo que hay varias especies de plantas que se adaptan muy bien a casi cualquier tipo de suelo, se seleccionan los ejemplares que cada uno cultivará en su jardín para situarlas en las zonas más convenientes para que el crecimiento sea el más adecuado.
Medidas correctas
Como ya se ha comentado anteriormente para conocer exactamente el pH del suelo resulta imprescindible recurrir a un equipo de análisis, que puede encontrarse en cualquier centro especializado de jardinería. Las instrucciones de uso vendrán con el propio equipo y suelen ser bien sencillas, pero lo importante es tomar de manera adecuada las muestras.
Si se trata de una parcela extensa, resulta conveniente realizar varias tomas en lugares diferentes para determinar si hay variaciones de una zona a otra. Cuando se hayan decidido las áreas en las que se vayan a tomar las muestras, es recomendable limpiar esta parte de hierbas y piedras. Luego, también es aconsejable cavar para abrir un orificio vertical de unos 10 centímetros de profundidad para conocer el pH de la capa más superficial del suelo y otro de 25 centímetros, si se pretende saber también las características del subsuelo.
Posteriormente es importante recoger, con una cuchara, muestras de la tierra y verterla en el equipo de análisis siguiendo las instrucciones que se indican. Esta misma operación será necesario repetirla con cada muestra para saber si a lo largo de toda la parcela las condiciones del suelo son las mismas. Finalmente, el color del líquido determinará si el suelo es muy ácido, ácido, neutro o alcalino.