Las plagas son los principales enemigos de las plantas. Por ello, es necesario extremar los cuidados de los vegetales para evitar su aparición y, ante todo, su propagación. Si no se hace así, se corre el riesgo de que pulgones, orugas, arañas, hormigas u otros agentes nocivos acaben con la vida en el jardín.
Cuando se recurre a productos habituales en el control de las plagas, que protegen tanto los vegetales como sus frutos, se puede elegir entre una amplia gama. En este sentido, hay que optar por aquel producto que se adapte mejor al estado de las plantas y que consiga evitar la aparición de plagas, controlar su acción y, ante todo, lograr la erradicación de los agentes nocivos. «En función de las plagas que se desee controlar, existen productos fitosanitarios que actúan sobre las mismas», recuerda la Asociación de empresas con productos para el cuidado de Parques y Jardines (APJ).
Estos productos deben utilizarse siguiendo las instrucciones del fabricante, siempre que hayan sido «autorizados para el control de la plaga que deseamos combatir y se adecuen a nuestra condición de usuario de los mismos», subraya la APJ. En el Registro Oficial de Productos y Material Fitosanitario -adscrito al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA)-, se actualiza cada 30 días la información relativa a los medios de defensa fitosanitaria legalmente utilizables en España. Asimismo, constan los usos posibles, las características y las condiciones que limitan su utilización, además de los requisitos que determinan las Buenas Prácticas Fitosanitarias.
La actualización de la base de datos permite que los usuarios dispongan de «una información precisa, fiable y actual» que, según el MAPA, ayuda a una utilización de los productos fitosanitarios más responsable, segura, eficaz y respetuosa con el medio ambiente. «La utilización de productos fitosanitarios puede tener otros efectos no deseables y es imprescindible que estos efectos no sean en ningún modo peligrosos» para la salud humana, el medio ambiente, la flora y la fauna silvestres, recalca el Ministerio.
Envases y etiquetas
Los envases han de ser seguros frente a posibles derrames del producto
Los productos destinados a jardines y huertas particulares han de cumplir unas características determinadas para que puedan ser empleados correctamente. Entre otras cosas, es conveniente que los envases contengan cantidades de productos adecuadas para evitar excedentes, que podrían estropearse al almacenarlos. Respecto al diseño del envase, ha de prever la protección y seguridad contra posibles derrames del producto, que debe ser eficaz para el control de las plagas, de fácil utilización, seguro y con instrucciones claras y precisas.
Por su parte, las etiquetas de estos preparados deben incluir información suficiente sobre la plaga que controlan, su forma de aplicación y «las medidas de seguridad que se deben seguir para salvaguardar la seguridad de las personas, los animales y el medio ambiente», recomienda la APJ.
Los productos fitosanitarios se clasifican en herbicidas, insecticidas, fungicidas, acaricidas, molusquicidas y nematicidas, entre otros, de acuerdo a la plaga que se quiera combatir. No obstante, a la hora de utilizar cualquiera de ellos, la APJ aconseja:
- Leer atentamente la etiqueta del producto antes de iniciar el tratamiento para conocer las condiciones de utilización y los riesgos.
- Utilizar el equipo de protección que indique la etiqueta.
- Respetar la dosis recomendada por el fabricante o, en su defecto, adecuarla al área que se trata.
- No comer, beber, ni fumar durante la preparación y aplicación del producto.
- No aplicar el producto cuando las temperaturas sean altas, haya viento fuerte o llueva.
- Utilizar la cantidad requerida del producto y no verter el excedente en fuentes de agua o alcantarillas.
- Respetar los plazos de seguridad entre la última aplicación y la recolección, en el caso de frutas y hortalizas para consumo.
- Conservar los productos en su envase original.
- Seguir las instrucciones que marque el envase para su eliminación.