Los bonsáis, esos pequeños árboles originarios de Japón, son probablemente una de las plantas que todo horticultor quisiera tener a su cargo por su extraordinaria belleza y efecto decorativo.
Sin embargo, siempre se asocian a unos cuidados difíciles, a una poda constante y un precio desorbitado, aunque esto último es totalmente falso, porque pueden encontrarse bonsáis a aprecios muy asequibles con los que cualquiera puede empezar a iniciarse en su cuidado.
Lo que sí es cierto es que para ejercitar el arte del cultivo de los bonsáis es necesario conocer sus necesidades básicas y tener en cuanta algunas particularidades de estos exóticos ejemplares:
-Se trata de un árbol que necesita estabilidad, tanto en la luz que recibe como en la temperatura; no soporta los cambios bruscos. Por ejemplo, no tolera pasar una mañana sin luz y recibir el sol de tarde.-Conviene sacarlo al exterior en primavera pero, para evitar los cambios bruscos de temperatura, hay que procurar que tenga una adaptación gradual.-En el interior necesita un aporte de humedad extra, mientras que en el exterior no suele tener estos problemas, al endurecerse sus hojas y cerrarse sus poros, con lo que reduce las pérdidas de humedad.-Debe pulverizarse la tierra antes de regar, ya que la misma no debe secarse nunca y el agua del riego puede escurrirse sin llegar a la raíz si el sustrato se seca mínimamente.-Se debe utilizar un abono específico para bonsáis o rebajar las dosis de los genéricos, ya que con un exceso de abono lo único que se consigue es que crezcan mucho las hojas.