Lo primero que tiene que tener en cuenta antes de sacar la planta de su maceta original es que la nueva sea lo suficientemente amplia como para poder albergarla sin problemas, evitando tener que volver a repetir el proceso en poco tiempo. Para ello introduzca la planta, con su maceta, en la nueva y compruebe que todavía queda espacio. Lo ideal es que la nueva maceta disponga de un diámetro de 2,5 centímetros más.
Antes de proceder a cambiar el ejemplar de maceta es recomendable observarlo para comprobar que se encuentra sano y retirar sus partes marchitas para evitar que la planta malgaste sus energías intentando revivirlas.
Empape el cepellón mientras la planta está en la maceta original, para lograr que la planta sufra menos con el cambio y arraigue con más facilidad, rapidez y que sea menos vulnerable a las enfermedades o al ataque de cualquier plaga.
Una vez haya extraído la planta de su maceta original compruebe que las raíces se encuentran en buen estado y quite el exceso de sustrato del cepellón, luego desenrédelas antes de volverla a plantar y corte sus extremos dañados o marrones. Si resulta necesario cortar gran parte de su sistema de raíces tenga en cuenta que también deberá cortar, de manera proporcional, su parte aérea.