Las paredes de piedra seca se construyen solo con piedras, sin argamasa ni ningún otro material de unión entre ellas. Es un método tradicional, empleado sobre todo en entornos rurales para marcar los lindes de una finca, y también como contención, en caso de desniveles en el terreno. Siempre que el lugar permita su utilización, la arquitectura de la piedra seca representa varias ventajas que se pueden resumir en tres aspectos: es económica, bonita y ecológica.
La construcción de paredes de piedra seca no exige mayores conocimientos ni habilidades, pero es conveniente poner en práctica una serie de recomendaciones. Antes que nada, aunque resulte obvio, se debe tener presente de dónde se obtendrán las piedras. Pueden estar disponibles en el propio entorno o es posible que haya que comprarlas. En cualquier caso, habrá que calcular la cantidad de piedra necesaria, en función del tamaño de la pared, tanto en extensión como en altura y grosor.
Aunque su variedad es numerosa en cuanto a colores, formas o constitución, las piedras se clasifican en tres grandes grupos. Dos de ellos corresponden a las que se pueden encontrar de forma natural: por un lado, la piedra apilada, de forma irregular y superficies rugosas y rectas, y por otro, la piedra de río, de bordes redondeados. El tercer conjunto es el de la piedra labrada, cortada para que tenga bordes rectos y regulares y un tamaño uniforme.
Construir con piedra labrada es más sencillo, puesto que se adquiere cortada para tal fin. La labor con piedras apiladas y de río es más costosa en cuestión de tiempo y esfuerzo, pero los resultados son mejores desde el punto de vista estético.
Preparar el terreno
Antes de empezar, se debe trazar con estacas y cordeles la línea que seguirá el muro. Luego, la tarea consiste en cavar en el suelo una zanja de entre 10 y 20 centímetros de profundidad, con una anchura unos 5 centímetros superior a la anchura de la pared. Esta zanja deberá rellenarse de piedra triturada, que constituirá el cimiento que dará solidez a la construcción. Si el terreno sobre el que esta se alzará tiene una pendiente de 10 grados o más, la estabilidad de la pared se asegura con cimientos en forma de escalera.
La forma del muro varía en función de si será una pared independiente o una valla de contención
El muro no puede ser igual si se usará como una pared independiente o servirá como contención. En el primer caso debe ser vertical, aunque más ancho en la base que en la parte superior, lo cual le dará firmeza y equilibrio. En el segundo, tendrá que estar un poco inclinado hacia el lado desde donde recibirá la fuerza de la tierra o el material que contenga; esto servirá para equilibrar el peso cuando comience a recibir esa presión.
Levantar la pared de piedra
Una vez construidos los cimientos, es momento de comenzar a levantar la pared. Para ello, habrá que empezar con piedras grandes y luego intercalar piedras más pequeñas en los intersticios, que funcionen a modo de relleno o cuñas. En ciertos casos, también se puede emplear tierra o piedra triturada para que, a falta de mortero, den consistencia a las uniones. Dado que no siempre será fácil hallar bloques que coincidan en formas y medidas, lo mejor es tener las piedras lo más cerca posible, para probar los tamaños que hagan falta hasta dar con el más apropiado. Lo idóneo es emplear piedras enteras, aunque si es difícil hallarlas, se pueden cortar; esto debe ejecutarse con cuidado, para no romper la piedra, con un martillo no demasiado pesado y un cincel.
En ciertos casos se puede recurrir a la tierra o a piedra triturada para que den consistencia a las uniones
En general, la parte inferior del muro debe estar compuesta por las piedras más grandes. El tamaño promedio de estas se debe reducir a medida que se sube en la construcción (aunque sin grandes diferencias: todas deben respetar más o menos las mismas dimensiones). Hay que guardar, para la línea superior, una cantidad suficiente de piedras grandes: su forma le dará unidad a la construcción y su peso ayudará a estabilizarla.
La técnica de construcción es sencilla. Siempre se debe intentar colocar un bloque grande encima de la unión de otras piedras y que la unión de dos piedras quede sobre la superficie continua de un bloque. Esto contribuirá con la solidez del conjunto. Si la construcción tiene una esquina, esa regla se debe respetar con mayor cuidado: en el ángulo se emplean piedras grandes, que deberán soportar la estructura de dos paredes y nunca podrán coincidir dos junturas de piedras en dos hileras consecutivas.
Los muros de piedra seca son una construcción tradicional en casi todo el país. Basta recorrer cualquier entorno rural español para descubrir alguno. Eran muy empleados tiempo atrás, debido a sus ventajas: por un lado, eran una manera de aprovechar las piedras de los campos que se limpiaban para la agricultura y, por otro, esas piedras constituían un material barato y abundante.
En general, no se usan piedras más grandes de lo que una persona sola puede transportar, pero conviene utilizar fajas de seguridad durante el trabajo, ya que el peso y los movimientos repetitivos pueden generar alguna lesión. Otra medida importante está relacionada con el calzado: son adecuadas las botas con puntera de acero, que protegen el pie ante la eventual caída de una piedra.