Separar el porche del jardín con un pequeño muro es una alternativa óptima, sobre todo, por un motivo visual. La división da mayor identidad a cada espacio y permite diferenciar la decoración entre el más cercano y relacionado con la casa y la parte más alejada e independiente.
La construcción de un muro entre el porche y el jardín requiere que la casa tenga unas dimensiones apropiadas: con espacio suficiente para que la construcción merezca la pena. Si es el caso, entonces se pueden aprovechar las ventajas que brinda.
Es una medida visual y decorativa y, por lo tanto, lo más importante es su aspecto estético. No obstante, también puede cumplir otras funciones. Si se busca limitar el campo de movimientos de un perro y evitar que pase al jardín, habrá que adaptarlo de manera específica para tal fin: la pared no podrá tener huecos por donde el perro pase, deberá tener una altura mínima para evitar que el animal la sortee al saltar, etc.
Pero si no hay perro ni ninguna otra funcionalidad necesaria, la idea es concentrarse de forma exclusiva en lo bonito que resulte el muro. Es preferible que sea de baja estatura (no más de 60 centímetros), para que no obstruya la visión ni quite luz en ningún momento.
Materiales para construir el muro del porche
Con respecto al material del muro, hay varias opciones:
Ladrillos y mortero: aportan a la casa un toque clásico y señorial. El muro puede incluir huecos con formas circulares, que lleguen hasta el suelo como pequeñas arcadas, rectangulares, etc.
Se recomienda que el muro tenga menos de 60 centímetros de altura, para que no obstruya la visión
Piedra: al ser una pared de poco tamaño, lo más apropiado será usar piedras no demasiado grandes. Dan a la construcción un aspecto más rústico y natural, adaptado al entorno. Para su construcción, se puede usar mortero o la técnica de piedra seca.
Madera: puede construirse una valla con pequeñas tablas colocadas de manera vertical y clavadas a listones horizontales. Son idóneas para acompañar con flores coloridas. Se puede instalar una pequeña puerta -también con fines sobre todo estéticos- del mismo material, dada la facilidad para colocar dos pequeños goznes en la madera.
Ligustrina: también llamado aligustrina, ligustrín o aligustre, este arbusto oleáceo se caracteriza por la particularidad de ser decorativo. Sus ramas y hojas constituyen una masa tan frondosa y abundante, que permite cortarla con formas casi escultóricas y se emplea en jardines como muro para laberintos y otros arreglos. Basta con plantar e instalar un alambrado que haga las veces de guía, para que la planta siga ese curso. Exigen darles y mantener la forma deseada, lo cual se puede lograr con unas tijeras de podar, maña y paciencia.
No es imprescindible que el porche esté separado del resto del jardín por un muro, pero la división puede derivar en algunas ventajas. El suelo del porche a menudo está cubierto por baldosas o piezas de cerámica, mientras que el del jardín no. Una pequeña pared colabora en el acondicionamiento estético de ese espacio. Por otra parte, a menudo, el porche cuenta con un techo que cubre toda su superficie, lo cual permite ocupar esa estancia en cualquier momento, más allá de las circunstancias climáticas. También en esto se diferencia del jardín, donde, a lo sumo, lo recomendable es incluir una pérgola, con una cobertura que por lo general protege del impacto más fuerte del sol, pero no de la lluvia.
El porche es una especie de puente entre el interior y el exterior de la casa
El porche se debe entender como una especie de prolongación del interior de la casa o, mejor aún, como un puente entre el interior y el exterior. Al estar más cerca, permite instalar en él sillas, mesas y otros objetos del interior de la vivienda. Todo esto da al porche un encanto especial y hace posible que se convierta en uno de los espacios más acogedores y preferidos de la casa.