La calidad de la madera de pino es una de las menos valoradas en ciertos trabajos. Los muebles o suelos de este material se consideran poco resistentes. Sin embargo, esta madera es imprescindible en estructuras o rastreles e, incluso, se utiliza en ambientes de exterior, según la especie.
La madera de pino tiene múltiples aplicaciones. Se emplea para fabricar muebles, estructuras de interior y de exterior, tableros o chapa decorativa. En función de la procedencia, se distinguen diversas variedades de pino. El pino silvestre es frecuente en tablas y tablones, el pino radiata para madera larga y corta, y el pino gallego para encofrado.
Pero el uso más frecuente de esta especie es estructural. Su durabilidad y resistencia es superior a la de otros materiales y, al colocarse bajo el parqué (rastreles), permite los movimientos naturales de la madera, frente a las limitaciones de las estructuras fijas de hormigón. La madera es un material natural que se expande y se retrae. Si se limitan ambas acciones, se corre el riesgo de que se rompa.
Evitar hongos e insectos xilófagos
En su mayoría, estas especies se caracterizan por ser ligeras, fáciles de trabajar y, en general, blandas o semiblandas. Uno de los defectos más comunes son los nudos, que incrementan el riesgo de que la madera se agriete o se deforme, por lo que en ocasiones puede ser aconsejable eliminarlos y unir varios trozos «sanos», sin nudos.
La exposición continua y directa a la intemperie exige un tratamiento previo con un producto protector
Estas particularidades incrementan la sensibilidad a los hongos y a otros insectos xilófagos, común a esta madera. Para combatirla se requieren tratamientos que resultan efectivos y permiten su uso en ambientes de exterior. No es recomendable usar madera de pino en trabajos que exijan su exposición continua y directa a la intemperie, si no se trata antes con un producto protector.
La propia configuración de la madera y los conductos internos facilitan los tratamientos por impregnación, aunque también es posible la inmersión en un recipiente con un producto apropiado. No obstante, antes de adquirir madera de pino, hay que asegurarse de que el proceso de secado ha sido correcto y carece de humedad. Este método reduce las posibilidades de acción de los hongos y sus consecuencias, como el proceso de azulado habitual en las coníferas -especie a la que pertenece el pino-.