El gresite es un material de gran durabilidad. Se puede utilizar tanto en espacios de interior como exterior, pero hasta hace algunos años su uso estaba prácticamente restringido al forrado de piscinas, ya que es un excelente aislante. En el hogar, cada vez se utiliza más para la decoración de cocinas y baños. Además de su gran dureza, es muy resistente a las manchas y no se altera ante los cambios bruscos de temperatura. Su principal inconveniente: el precio. Su coste es, por ahora, superior al del resto de materiales que se emplean para alicatar.
Características y usos
Tradicionalmente, el gresite ha sido utilizado como revestimiento de piscinas debido al aislamiento que garantiza frente al paso del agua. Es una barrera totalmente segura. Sin embargo, en los últimos años, la decoración también se ha fijado en él y lo ha convertido en un material muy apreciado en cocinas y baños. Es limpio, resistente y permite un sinfín de combinaciones en la decoración.
Su acabado puede ser vidrioso o cerámico, liso o en relieve, con brillo o mate. En cuanto a sus dimensiones, el gresite se caracteriza por tener un tamaño muy reducido. La anchura de sus lados oscila entre 2,5 y 5 centímetros, aunque se comercializa en planchas denominadas ‘teselas’. Su diminuto formato le hace ideal para estancias pequeñas, ya que con él se consigue dar una sensación de mayor amplitud. Aumenta visualmente la habitación en la que se coloca.
La anchura de sus lados oscila entre 2,5 y 5 centímetros, aunque se comercializa en planchas denominadas ‘teselas’
Otra característica muy importante del gresite es que está compuesto por placas de vidrio cocidas a altas temperaturas, lo que le confiere una gran estabilidad y duración. Precisamente, durante el proceso de cocción se puede conseguir que los bordes sean redondeados o rectos. Hay multitud de diseños, colores y formas. La oferta actual incluye desde el tradicional formato cuadrado a otros más modernos como el hexagonal.
En general, los diseños en los que se emplea el gresite se caracterizan por su originalidad. El tamaño reducido de cada pieza permite conseguir multitud de efectos y dibujos mediante la combinación adecuada de los colores. De esta manera, se logran diseños personalizados. Además, es un material antideslizante.
Colocación y mantenimiento
Las dimensiones reducidas del gresite dificultan su colocación pieza por pieza. Si se fijaran a una pared de esta manera, el alicatado llevaría demasiado tiempo. Por ello se recurre a la composición en teselas. En cada tesela se coloca el mismo número de piezas hasta conseguir una baldosa. Posteriormente, esa baldosa se coloca sobre una superficie. Uno de los mejores soportes es un revoco fino con mortero hidrófugo, aunque también son aptos el hormigón proyectado, el yeso proyectado y los tableros de yeso laminados tipo pladur. Estas superficies deben estar perfectamente niveladas, raseadas y limpias de polvo antes de colocar el gresite.
El soporte idóneo es un revoco fino con mortero hidrófugo, aunque también se puede colocar sobre hormigón proyectado, yeso proyectado y tableros de yeso laminados tipo pladur
Hay varias formas de fijar las placas, aunque los primeros pasos coinciden en todas ellas. Primero, se extiende una capa de cemento-cola sobre la pared -el espesor de esta capa no debe tener más de 3 milímetros-, se colocan las placas de gresite, se alinean para que haya la misma distancia entre todas las placas y se golpean las teselas con una maza o llana para que se peguen correctamente a la pared. Una llana es una herramienta compuesta de una plancha y un asa que se utiliza habitualmente en albañilería para extender y allanar el yeso o la argamasa.
Una vez que se han realizado estos cuatro pasos, el proceso de colocación varía en función del material sobre el que están las teselas: malla, papel encolado o papel transparente.
- Malla. Cuando el cemento-cola está seco, se rellenan las juntas con un cemento especial para rejunteo, se elimina el sobrante con una goma limpia cristales (si el gresite es vidrioso) y se limpian las teselas con una esponja húmeda.
- Papel encolado. En este caso también hay que esperar a que se seque el cemento-cola para luego mojar el papel que recubre las placas, retirarlo con cuidado, limpiar los restos de cola y, a las 24 horas, rellenar las juntas.
- Papel transparente. Igual que en los casos anteriores, una vez que el cemento-cola está seco, se retira el papel transparente que recubre las placas (éste no hace falta mojarlo), se rellenan las juntas y se limpian las teselas.
El gresite es un material que apenas necesita mantenimiento. Es suficiente con pasarle un trapo y emplear detergentes neutros de uso común, sin ceras, aceites, ácido fluorhídrico o ácido fosfórico.
Las ventajas del gresite se pueden resumir en una: su gran durabilidad. Es un material de gran dureza, muy resistente a las manchas, a los productos químicos, a los cambios bruscos de temperatura (choque térmico) e inalterable al sol, a la lluvia, al calor y al frío extremo. Su principal inconveniente es el precio. Suele ser más caro que el resto de materiales utilizados para alicatar. Cuesta una media de 30 euros el metro cuadrado. Una opción más económica son las baldosas de gres, que imitan este producto y tienen un coste menor.