Decorar la madera mejora su aspecto externo. Los muebles, las puertas, las ventanas o cualquier otra pieza se pueden personalizar con dibujos o incrustaciones de objetos pequeños que crean siluetas. Esta técnica, denominada taracea, requiere paciencia, aunque la complejidad depende del diseño que se seleccione.
Trazado
En primer lugar, la superficie sobre la que se trabaja debe estar completamente lisa para que el resultado sea óptimo. No ha de tener agujeros ni restos de barniz o pintura. Además, como en otros trabajos, antes de empezar a pintar hay que aplicar una capa de fondo para proteger la madera y mejorar la adherencia del color.
En cuanto a la elección del diseño, a la hora de decantarse por un dibujo hay que pensar en las posibles complicaciones que se pueden presentar en el momento de pintarlo. A pesar de que la silueta se traza sobre la superficie con papel de calco para facilitar la tarea, es posible que se cometan errores. Si esto ocurre, será necesario lijar la superficie para eliminar la pintura.
El empleo de un pincel permite controlar la cantidad de producto que se aplica sin salirse del trazado. El uso de cinta adhesiva es también muy práctico para marcar los límites, aunque hay que cargar el pincel con la cantidad justa de pintura para que no penetre debajo de la cinta y esperar a que el color se seque antes de retirarla.
La técnica de la taracea admite varias posibilidades. En lugar de trazar el diseño sobre la madera, ésta se puede rayar antes de colorear. Según el grosor del trazado, se emplean formones o cuchillas para marcar las líneas. Estos utensilios rebajan la madera y crean los canales que más tarde se pintarán.
Otra opción consiste en incrustar diferentes piezas que se adquieren ya decoradas o se tallan con la forma deseada. El marfil y la madera son los materiales más utilizados. Con un formón o un cuchillo se vacía la madera y, a continuación, se pegan los objetos con cola de carpintero.
Es fundamental la ausencia de astillas y poros para que la pintura penetre y el dibujo se distinga. Los rotuladores indelebles, de color permanente, ayudan a destacar la silueta, que se puede proteger una vez finalizada con una capa de barniz.