Los mapas ofrecen una variedad tan grande de diseños y colores que, colocados en las paredes, se convierten en piezas decorativas, cargadas de simbolismos según los distintos territorios que representan. Este artículo define el hecho de colgar mapas en la pared como un auténtico viaje por la decoración y explica las posibilidades de los distintos tamaños, formas y estilos en los mapas, cómo colocarlos en las paredes y las variantes que aportan las fotografías satelitales y los globos terráqueos.
Mapas, un viaje por la decoración
Los mapas son artículos que, colocados de manera oportuna, pueden constituir piezas decorativas muy interesantes en las paredes, tanto en el salón como en espacios de trabajo, dormitorios y otras estancias. Sus tamaños, formas y colores diversos combinan con el simbolismo que los acompaña, ya que cada mapa hace pensar en el territorio que representa. Se puede decir que, de alguna manera, los mapas llevan de viaje a quienes los contemplan.
La costumbre de colgar mapas en las paredes procede de hace siglos, cuando las láminas indicaban tierras desconocidas y destinos posibles para las expediciones que salían al mar. Hoy en día, existe tal variedad de diseños y colores que permiten combinarlos con cualquier tipo de decoración. Un mapa puede abarcar un gran espacio de la pared o bien colgarse como un pequeño cuadro.
Variedad de tamaños, formas y estilos en los mapas
En general, si es muy grande se recurre a un planisferio, es decir, el que representa todos los continentes. Como las divisiones políticas del mundo han ido cambiando a lo largo de la historia, los países representados en el mapa pueden establecer un juego con el estilo decorativo del lugar. Un mapa del siglo XVI (con el imperio español en su momento de máxima expansión) estará en línea con una decoración muy clásica, de muebles de madera, tonalidades oscuras, etc. Un estilo cercano al «pop art» se combina muy bien con un mapa del siglo XX, con países que ya no existen como la URSS, Yugoslavia, Checoslovaquia, etc.
Existe tal variedad de diseños y colores en los mapas que permiten combinarlos con cualquier tipo de decoración
En mapas de menor tamaño es más común usar representaciones de continentes, países o regiones, y no ya mapamundis. Esto permite apreciar las zonas representadas con mayor nivel de detalle: nombres de ciudades, ríos, montañas, etc. Sin duda, es casi irresistible para cualquier persona que pase por allí detenerse a observar aquel «territorio».
La región representada puede ser tanto donde se vive como una a la que se tenga especial cariño, como el pueblo natal, un lugar que se visite a menudo o incluso uno lejano al que se sueñe con ir alguna vez. Espacios como un escritorio de trabajo o un área de ocio incluso pueden permitirse el punto friki de contar con el mapa de un lugar de fantasía, como los de «El Señor de los Anillos» o «Juego de Tronos».
Cómo colocar los mapas
La manera más sencilla de colocar un mapa en la pared es fijarlo con chinchetas o cinta adhesiva, pero esto a menudo daña la superficie y con el tiempo el mapa se deforma debido a su propio peso. Una alternativa más duradera es instalar un marco y colgarlo de la pared, como si fuese un cuadro.
Los decoradores más audaces y creativos pueden permitirse auténticos «collages» con la mezcla de varios mapas en la pared
Existen también otras opciones, recomendables sobre todo para mapas de gran tamaño. La más idónea es pegarlo a la pared como si fuera papel pintado. Si se recubre luego con el barniz apropiado, se garantiza que durará mucho tiempo y tendrá un brillo que lo hará destacarse en el conjunto de la decoración. Los decoradores más audaces y creativos pueden incluso crear auténticos collages en la pared, con la mezcla de mapas de distintos colores y estilos.
Los vinilos autoadhesivos son una posibilidad muy original. El inconveniente es que permiten representar solo formas simples, como el contorno de continentes, países, etc., sin entrar en detalles. Por eso, sirven para «siluetas» muy conocidas, como el mapamundi o determinados países, pero para otros sin líneas curiosas o muy características puede resultar algo soso o difícil de interpretar.
Y no solo paredes: también muebles, cajas de cartón u otras piezas de almacenaje se pueden recubrir con mapas. Así como usar un mismo tejido para las cortinas y los cojines u otras fundas en un salón genera un efecto muy atractivo, lo mismo puede ocurrir en un espacio cuya decoración está dominada por un gran mapa y donde otros muebles u objetos tienen una cobertura similar.
Más allá de los mapas clásicos, las nuevas tecnologías han permitido en los últimos años acceder a imágenes que antes eran difícil o imposibles de conseguir. Un caso es el de las fotos satelitales, que posibilitan tener la representación de una determinada zona ya no en símbolos, como pueden ser colores o dibujos, sino directamente a través de una foto tomada desde el cielo. La reproducción de una imagen obtenida en Google Maps, ampliada y colgada en la pared es una alternativa de los tiempos modernos.
Por su parte, los globos terráqueos o bolas del mundo son una posibilidad decorativa que no pasa de moda. Los hay de distintos tamaños, calidades y, por supuesto, precios. En ocasiones, la desventaja está en que requiere un sitio específico y ocupa bastante espacio: se debe dedicarle en exclusiva una porción de mesa o la parte superior de otro mueble. Como contrapartida, ofrece todo el atractivo de ver la representación del mundo en su forma real, con sus mares y continentes.