Los dispositivos de alarmas protegen las zonas más vulnerables del exterior y el interior de la vivienda, además de alertar a sus habitantes y a los servicios de seguridad de que algún intruso ha accedido a ella con intenciones poco lícitas. Sensores de presencia, cajas y teclados de alarma o avisadores sonoros. Los diferentes componentes de un sistema de alarma se pueden conectar con o sin cables. El requisito previo es realizar un estudio pormenorizado de los posibles accesos a la vivienda y de los puntos más débiles de esta.
Sistemas de alarma
Las alarmas, sensores y demás dispositivos de seguridad están diseñados para avisar a los habitantes de una vivienda de la presencia de un intruso o para ahuyentar a este y notificar al exterior que algo ocurre.
Entre estos últimos aparatos figuran las sirenas exteriores, los dispositivos luminosos intermitentes, los avisadores telefónicos y los medallones de urgencia. Los dos primeros emiten señales sonoras o luminosas hacia el exterior de la vivienda cuando un amigo de lo ajeno intenta acceder a esta. Los avisadores telefónicos se conectan a una línea telefónica, fija o móvil, y en caso de peligro generan llamadas a varios números programados con anterioridad. Un cuarto dispositivo, los medallones de urgencia, permiten disparar una alarma o generar llamadas telefónicas automáticas a familiares o a un centro de recepción de alertas.
Para evitar falsas alarmas, los aparatos más avanzados son capaces de diferenciar los movimientos de personas y mascotas
Los sensores o detectores de presencia alertan a los habitantes de una vivienda de que alguien ha accedido a esta. Hay detectores de apertura que constan de dos piezas, una de las cuales se coloca en el marco de una puerta o ventana y otra en la hoja de apertura. Al abrir estas últimas, las láminas se separan del imán y se activa la alarma. Los detectores volumétricos delatan la presencia de una persona por su movimiento. Para evitar falsas alarmas, los aparatos más avanzados son capaces de diferenciar los movimientos de personas y mascotas. Un tercer tipo de sensores avisa de la rotura de los cristales de una ventana.
Las alertas enviadas por estos aparatos las recoge una central de alarmas que activa sirenas, llamadas o luces para avisar de la intrusión. Estas centralitas funcionan con pilas o conectadas a la red eléctrica. Si esta central del sistema no lo lleva incorporado, se puede ubicar cerca de la puerta de entrada un teclado de control que active y desactive algunos elementos del sistema. Estas funciones también se pueden ejercitar con mandos a distancia codificados.
Antes de instalar una alarma hay que realizar un estudio pormenorizado de los posibles accesos a la vivienda y de los puntos más débiles de esta, donde se debería instalar un sensor o detector de presencia.
Una vez instalada la alarma, se colocan los sensores en los puntos elegidos y se prueba su correcto funcionamiento
A continuación, se busca la mejor ubicación para la caja de alarma. Esta debe estar en un lugar donde pueda ser vista y oída en caso de robo por los habitantes de la vivienda y los vecinos de la zona. Colocada en una pared exterior, puede ejercer un poder disuasorio ante un potencial intruso. Para evitar su manipulación por personas ajenas, el cuadro debe instalarse en una zona alta de la pared.
Una vez instalada la alarma, se colocan los sensores en los puntos elegidos y se prueba su correcto funcionamiento. A continuación, se instala la unidad de control del teclado. Este dispositivo se debe colocar cerca de la puerta principal para que, una vez que se ha entrado en la vivienda, se pueda acceder a él de forma rápida.
Por último, se conecta el cuadro de alarma al suministro eléctrico de la vivienda y se realiza una prueba completa y exhaustiva de todo el sistema de alarma. En previsión de posibles cortes de electricidad, conviene contar con una batería de emergencia.