La grama es una mala hierba que suele alcanzar entre los 10 y los 30 centímetros de altura. Se trata de un ejemplar rizomatoso cuyo tallo crece a ras de tierra y es muy alargado, al igual que sus ramas. Sus hojas son lanceoladas y estrechas, acaban en punta, son pilosas y están recubiertas por un fino vello. Se trata de una especie muy común en toda la Península Ibérica.
Perteneciente a la familia de las gramineáceas, suele crecer de manera espontánea en los bordes de nuestros caminos, pero también se convierte en una verdadera plaga para nuestro césped, sobre el que se desarrolla con rapidez afeando su aspecto.
La grama comienza a florecer desde finales de la primavera a principios de otoño. Sus flores son de pequeño tamaño y de color violeta. A pesar de ser una mala hierba tiene propiedades diuréticas y depurativas, por lo que se emplea como planta medicinal.
La presencia de una mala hierba como grama entre el césped de nuestro jardín puede llegar a ser sumamente perjudicial, sobre todo en la zona continental, porque las heladas hacen que se vuelva marrón y destaque sobre el verde césped.
Si quiere retirarla y aparece en grandes matojos puede probar a arrancarla toda, pero sin que queden trozos de matas que puedan volver a brotar. Si es pequeña su presencia rastrille y siegue las zonas afectadas. Por el contrario para casos graves lo más sencillo es emplear un herbicida sistémico que sólo ataque a la grama. Elija uno que no sea residual y no dañe al resto del césped.
Una vez haya terminado el proceso de eliminación de la grama resiembre las zonas afectadas y aquellas donde vea calvas.