El aislamiento en una vivienda es fundamental. Retiene el calor, por lo que se consume menos energía, y previene problemas de humedad y corrientes de aire. Hay una gran diversidad de materiales aislantes para paredes, suelos y techos. Acertar con la elección requiere conocer sus propiedades. Las lanas minerales y los plásticos alveolares son dos de las opciones disponibles. Las primeras aseguran un correcto aislamiento térmico y acústico, mientras que los segundos sólo garantizan una de estas propiedades.
Lanas minerales
Las lanas minerales pueden estar compuestas por roca o por vidrio. Ambas garantizan una protección térmica y acústica, un rasgo que no es frecuente en el resto de materiales aislantes. Son ignífugas y es posible instalarlas muy próximas a las fuentes de calor. Sin embargo, no toleran la humedad y necesitan una lámina de protección para localizaciones que están en contacto con agua. Las lanas minerales se utilizan para aislar cualquier parte de la vivienda, desde el subsuelo hasta el desván. Destacan por una gran variedad de formatos: paneles, rollos o losetas, entre otros.
La lana de vidrio es un material muy flexible que se adapta a las superficies más irregulares
La lana de vidrio es un material muy flexible que se adapta, incluso, a las superficies más irregulares. Para asegurar que su capacidad aislante sea alta, conviene emplear lanas de un grosor mínimo de 6 cm y un máximo de 10 cm. Es posible superar este límite si la estancia que se aísla es un desván. En este caso, es recomendable optar por un grosor de hasta 20 cm. Cuando se utiliza lana de roca en panel, aumenta la resistencia y estabilidad del aislamiento.
Materiales sintéticos
A la categoría de plástico alveolar pertenecen el poliestireno expandido (PSE), el extrusionado y la espuma de poliuretano. El PSE es uno de los más empleados. Demuestra una flexibilidad alta, capaz de adaptarse a recovecos y lugares de difícil acceso, y se coloca de manera sencilla. Se comercializa en distintos grosores y formatos. Algunos combinan poliestireno con paneles de yeso.
A diferencia de las lanas minerales, los plásticos alveolares no son aislantes térmicos y acústicos al mismo tiempo. Por este motivo, es preciso escoger entre las distintas variedades de poliestireno, según las necesidades. El PSE Th garantiza un aislamiento térmico, mientras que el PSE dB mejora el rendimiento acústico de las estancias en las que se coloca.
Otra opción para reforzar el aislamiento térmico y acústico de las viviendas pasa por recurrir a técnicas aislantes de albañilería. En lugar de reforzar las paredes, los techos y los suelos ya construidos, es posible emplear materiales de construcción aislantes, como el hormigón celular. Está compuesto por arena silícea, cal, cemento y agua. Al ser microporoso, su peso es menor que el de otros materiales, pero sus cualidades térmicas y acústicas facilitan que no sea preciso utilizar otro aislante complementario.
Aislar una vivienda ahorra energía y emisiones a la atmósfera. La contribución al cuidado del medio ambiente es incluso mayor si se eligen aislantes ecológicos.
Son materiales naturales fabricados con cáñamo y lino. Uno de ellos es la agramiza, que proporciona aislamiento térmico y acústico. Es un material ignífugo, hidrófugo, que no se pudre con el paso del tiempo y que resiste los ataques de roedores y otros animales domésticos. Se comercializa en diferentes formatos, como paneles semirrígidos, rollos de fieltro o a granel.