La ventilación en el hogar es fundamental. Elimina gases y malos olores y facilita la renovación del aire. Cuando una casa está ventilada, se reduce el riesgo de humedad y se evita la condensación. Si el aire no se evacua, a largo plazo es probable que el exceso de humedad dañe los revestimientos e incluso la estructura de las estancias. Para asegurar la correcta renovación del aire de una vivienda, lo más sencillo es instalar diversas rejillas para confeccionar un circuito de ventilación natural. De esta manera, se garantiza que el aire entre por las denominadas habitaciones secas y salga por las estancias húmedas (aseos, baño y cocina).
Para toda la casa
La ventilación natural, también conocida como estática ya que no se realiza a través de elementos mecánicos, se basa en la instalación de rejillas de aireación repartidas por diferentes puntos de la vivienda. El principio básico es el siguiente: el aire entra por los conductos colocados en las habitaciones secas (dormitorios, sala de estar, comedor, galerías…) y sale por los lugares más húmedos, como el baño, los aseos y la cocina. Con esta distribución, se evita que se dispersen la humedad y los olores desagradables.
Las rejillas de entrada deben situarse en la parte alta de las ventanas. Las de salida deben fijarse en el techo. En el caso de las viviendas unifamiliares, es preferible que tengan una salida directa a la cubierta. Para garantizar que el aire transita por las estancias y sale viciado al exterior, los bajos de las puertas deben recortarse al menos 1,5 cm. El mantenimiento de las rejillas es otro aspecto fundamental. Un conducto obstruido por la suciedad no facilita ni la entrada ni la salida del aire. Para evitarlo, conviene revisarlos periódicamente y limpiarlos si es necesario.
Por habitaciones
En ocasiones, cuando las dimensiones de la vivienda son reducidas, es posible instalar un sistema de ventilación a pequeña escala en cada una de las habitaciones. Para que el aire circule, debe tener diferente presión. Esto se consigue mediante la instalación de dos rejillas de ventilación a alturas diferentes. Una de ellas debe colocarse a menos de medio metro del suelo y la otra, en la parte más alta de la pared, a más de 1,80 m.
Las rejillas de entrada deben situarse en la parte alta de las ventanas y las de salida, en el techo
Si el objetivo es ventilar la estancia, es elemental instalar las dos rejillas. Al colocar un único conducto de ventilación, el aire entra y sale al mismo tiempo. La habitación se airea, pero no se ventila. Para conseguirlo, las rejillas deben tener dimensiones parecidas -para facilitar que circule el mismo caudal de aire- y tienen que ubicarse en paredes opuestas.
Una vivienda se ventila por medios naturales o mecánicos. En este último caso, el aire viciado se extrae mediante ventiladores automáticos que también facilitan la entrada de aire nuevo por las rejillas. La ventaja principal de este sistema es que permite regular los caudales de aire de manera automática. Como contrapartida, la ventilación mecánica exige una instalación más compleja que la natural. Otra de las molestias más habituales es el exceso de ruido que genera el sistema. Para reducirlo, la caja central de la red de ventilación no debe fijarse cerca de elementos de carpintería. El lugar más apropiado para evitar que se propaguen las vibraciones que emite cuando está en marcha son los puntos alejados de las paredes medianeras.
Se distinguen dos tipos de sistemas de ventilación mecánica: los pertenecientes a la categoría VMP (ventilación mecánica puntual), que consiste en instalar extractores independientes para ventilar una sola habitación, y la VMC (ventilación mecánica controlada), que organiza la ventilación de toda la vivienda.