Los ladrillos son la base de la construcción. El material más empleado dadas sus posibilidades de aislamiento térmico y acústico. No extraña, por ello, que el Salón CEVISAMA de Valencia haya decidido celebrar el Día del Ladrillo. Organizado por la Asociación de Fabricantes de Ladrillos y Tejas de la Comunidad Valenciana, este Día pretende rendir homenaje a un material tradicional que busca la innovación constantemente.
Criterios de calidad
Los ladrillos deben garantizar un buen aislamiento térmico de la vivienda. En fachadas, los ladrillos con perforaciones deben retener el aire en los huecos o bien rellenarse con un material aislante que garantice protección frente a la temperatura externa. Por su parte, cuando se emplean en tabiques y muros interiores, es importante que realicen un buen aislamiento acústico para reducir los ruidos procedentes de las viviendas vecinas. Si se dan estas dos características, la vivienda gana en tranquilidad y se ahorra energía, tanto en calefacción como en aire acondicionado.
Pero además, los ladrillos deben resistir tormentas, heladas y cualquier inclemencia meteorológica. En caso contrario, se corre el riesgo de que se deterioren y se produzcan desprendimientos, exfoliaciones o roturas debido a la presión que se origina en cada pieza cuando se filtra agua. Si ésta se solidifica y aumenta de volumen, puede producir grietas en el ladrillo hasta romperse. Una manera de evitar este problema es revestir los ladrillos o utilizar piezas ya revestidas.
La expansión por humedad ambiental puede provocar la aparición de grietas y fisuras
Otra consecuencia de la humedad es la expansión, que aumenta las dimensiones de los ladrillos debido a la captación de la humedad ambiental. La expansión por humedad puede provocar también la aparición de grietas y fisuras verticales y horizontales. Esta situación, según la Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos y Tejas de Arcilla Cocida (Hispalyt), se puede dar «tanto en los muros de carga como en cerramientos». En el grosor y origen de las grietas influyen la naturaleza del ladrillo y su disposición constructiva.
En este sentido, los ladrillos hidrofugados reducen considerablemente la succión de las piezas y producen un efecto repelente del agua de lluvia. Cuando salen del horno, estos ladrillos se sumergen en una solución acuosa de derivados de siliciona que penetra en cada pieza. Este tratamiento consigue que las gotas de lluvia resbalen sobre la superficie, lo que mejora el estado de conservación de los ladrillos y les hace menos vulnerables al paso del tiempo.
Ladrillo cara vista
El uso más frecuente del ladrillo cara vista es el que se realiza en cerramientos exteriores. Son habituales las fachadas con este tipo de material, ya que es muy resistente al agua, con una gran capacidad de absorción y compresión. Este ladrillo se puede encontrar con perforaciones en la tabla o macizo. Estos últimos pueden tener también perforaciones, pero su volumen no alcanza el 10%.
Además, existe ladrillo cara vista de tejar o manual, que se fabrica artesanalmente y se utiliza por su aspecto estético; de baja succión; hidrofugados, con una mayor impermeabilidad al agua en estado líquido; y ladrillos clínker y gresificados, fabricados con arcillas especiales que logran una absorción de agua por debajo del 6% y son más resistentes que el ladrillo cerámico normal.
Ladrillos huecos y perforados
Cuando nos proponemos levantar un tabique o un muro, hay dos tipos de ladrillo imprescindibles: los ladrillos huecos y los ladrillos perforados. Son los más comunes y, según destaca la Sección de Tabiques y Muros de Hispalyt, trabajar con ellos para la ejecución de tabiques y muros cerámicos «supone una garantía de durabilidad y resistencia, tanto mecánica, como a impactos y cargas suspendidas». Los ladrillos, además, tienen un buen comportamiento ante el fuego, de ahí su empleo en la construcción de chimeneas y barbacoas (ladrillos refractarios).
Imagen: Hispalyt
Imagen: Hispalyt
Además de las formas tradicionales de los ladrillos, existen piezas con perfiles diferentes para adaptarse a cualquier trabajo. El material cerámico es fácil de moldear y, por ello, resulta sencillo obtener ladrillos de formas diversas. Se emplean moldes especiales para aquellas piezas que forman parte de un arco, rematan muros o se colocan en las esquinas. “Su uso es recomendable, ya que su diseño facilita y mejora el acabado de encuentros complicados y puntos singulares”, reconocen en Hispalyt.
Su diseño facilita el acabado de encuentros complicados, pero a veces no está contemplado en la normativa vigente
Hay que tener cuidado al manejar estos ladrillos, ya que a veces son piezas únicas y, si se rompen o deterioran, puede resultar difícil obtener otro igual. Además, la asociación de fabricantes recuerda que, al responder a diseños particulares, “algunas características geométricas de este tipo de piezas no están contempladas en la normativa vigente”.