El cerezo de Jerusalén, también denominado como tomatillo, aportará al espacio del jardín un toque hortícola, aunque los frutos que esta planta proporciona no son comestibles.
El tomatillo es una planta que requiere mucha luz y temperaturas frescas, aunque también hay que subrayar que no necesita ni alta humedad ni mucho riego. Además, al tratarse de una planta de temporada, resulta aconsejable desecharla una vez que termine de fructificar.