El rododendro es un arbusto de hoja perenne que puede llegar a alcanzar hasta tres metros de altura, por lo que se emplea mucho para salvaguardar el interior de jardines o piscinas de miradas indiscretas. No obstante, hay variedades mucho más pequeñas, que apenas alcanzan 50 centímetros. Perteneciente a la familia de las ericáceas, el rododendro es originario de Oriente y, en la actualidad, su cultivo está extendido por Europa, América del Norte y Asia. Del cruce de especies botánicas se han obtenido variedades muy resistentes con una gran gama de flores, tamaños y colores, entre las que destaca el rododendro de Japón, más conocido como azalea.
Características y cuidados básicos
Las hojas del rododendro son ovaladas y alargadas, de un color verde brillante que resalta los diferentes colores de sus flores. Estas últimas dejan ver con claridad los estambres y anteras que contienen y varían de color y forma según la especie. No obstante, habrá que esperar hasta la primavera para apreciar las bonitas flores de este arbusto.
Los trasplantes se deben realizar en primavera, con un sustrato ácido y que drene bien
Si se quiere asegurar un crecimiento óptimo de cualquier variedad de rododendro, el suelo ha de ser ácido (pH 5), aunque también puede vivir sin demasiados problemas en suelos con un pH más alto, nunca superior a 7, y es necesario que disponga de un buen drenaje.
Pese a que soporta una horquilla de temperatura amplia, tanto el frío como el calor extremo acabarían con él. La temperatura máxima aconsejable es de 26 ºC, por lo que en verano conviene mantenerlo a la sombra, mientras que durante los meses en los que el sol no calienta tanto, precisa de un lugar luminoso con sombra en las horas centrales del día.
Para este arbusto oriundo del Extremo Oriente, es importante encontrarse en un ambiente fresco, con cierto nivel de humedad, por lo que es fundamental regar con cierta regularidad durante cualquier estación del año, pero con especial cuidado ante los calores propios de la época estival. En verano se pueden pulverizar las hojas. En los meses de septiembre y octubre no es aconsejable realizar esta tarea, ya que entonces se forman los capullos para las flores del año siguiente.
Los trasplantes se deben realizar en primavera, con un sustrato ácido y que drene bien. Si los capullos de flores, también llamados botones florales, están a punto de abrirse, es mejor esperar a que pase la floración.
El rododendro puede multiplicarse mediante acodo, injerto o, incluso, semillas.
Para reproducir esta planta por acodo, solo hay que seleccionar una rama flexible y joven
Para reproducir esta planta por acodo, solo hay que seleccionar una rama flexible, joven y que tenga algo de vegetación en la punta. A continuación, se practica un corte de unos 4 centímetros de longitud en la corteza de la zona que se enterrará. Se realiza un agujero en la tierra de unos 15 o 20 centímetros, se introduce la rama que hará de acodo y se fija a modo de horquilla un punto del tallo comprendido entre la planta madre y la zona donde enraizará la planta. Por último, se rellena el hoyo con una mezcla de tierra y turba, y se coloca una estaca a la que se sujeta el extremo de la rama que ha quedado a la vista en la superficie.
Si el rododendro se multiplica mediante injerto, es preciso dejarlo reposar con una intensa humedad y una temperatura que fluctúe alrededor de los 20º.
Las semillas se deben plantar en un invernadero entre el invierno y la primavera.